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Administración empresarial, contabilidad o abogacía son algunas de las carreras más elegidas por los jóvenes. Estas opciones crecen de manera vertiginosa, debido en parte a que que los padres influyen en la decisión de sus hijos a la hora de elegir la profesión en la que se van a capacitar.
El problema que muchos jóvenes enfrentan cuando terminan la educación media es la complicada tarea de escoger una carrera universitaria. Por lo tanto, resulta difícil elegir ya que esa decisión puede ser la llave de tu futuro.
La típica frase “los padres quieren lo mejor para sus hijos” a veces es errónea, pues lo que a los progenitores les parece conveniente, en ocasiones, puede ser tedioso para los jóvenes. A menudo, los papás deciden la carrera universitaria de sus hijos, a fin de seguir con la tradición familiar; el bisabuelo, el abuelo y el papá fueron médicos y la última persona del eslabón no será la excepción.
El objetivo que tienen los padres con sus hijos es asegurarles un futuro digno con la carrera que los papás prefieren, pensando que los jóvenes tendrán una vida feliz. Sin embargo, pueden estár equivocados, porque si obligan a estudiar una carrera que a los hijos no les gusta, nunca se sentirán felices con tal profesión.
Una de las condiciones que los papás imponen a sus hijos es la de pagar las cuotas de sus estudios con el fin de que sigan la carrera recomendada por los progenitores; de lo contrario, el chico deberá cubrir sus gastos como pueda.El problema está en que muchos jóvenes aceptan esta propuesta y, de esa forma, no disfrutan la carrera que les hubiese gustado escoger.
Esta imposición suele basarse en un pasado sufrido que tuvieron los padres, quienes no quieren que sus hijos pasen por lo mismo. La única forma de evitar este problema es el diálogo con los papás, hacerles entender que la carrera que uno prefiere es la que va a seguir, para evitar que el día de mañana seas un profesional frustrado. Acordate, en este tema, la última palabra la tenés vos.
Por Ezequiel Alegre (16 años)