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La Organización de las Naciones Unidas ha establecido el 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente. Cada celebración gira en torno a un asunto específico; este año, el tema hace referencia al hecho de “conectar a las personas con la naturaleza”.
A veces, nos sentimos tan abrumados por estar encerrados en las cuatro paredes de una oficina; por eso, salimos a la calle, pero al mirar a nuestro alrededor, solo encontramos cemento y humo de vehículos. El panorama es diferente cuando vamos al campo y se nos presenta la oportunidad de respirar aire puro, refrescarnos con el agua de un arroyo y oír el canto de los pájaros.
En ambos casos, el medio ejerce influencia en nuestro estado de ánimo. Recorrer las calles de una ciudad contaminada nos produce cansancio y fatiga, mientras que admirar la naturaleza desde la cima de un cerro nos brinda una sensación de tranquilidad y alegría.
El ser humano está ligado a la naturaleza y tiene la posibilidad de transformar el medio que lo rodea para poder sustentarse y progresar. Muchas veces, las personas no solo usan los recursos naturales, sino que abusan de los mismos y, como vivimos en un sistema en el que todos estamos conectados entre sí, lo que sucede con la Tierra afecta a cada uno de los habitantes del mundo.
Los árboles no solo purifican el aire, sino también forman parte del hábitat natural de muchos animales. Si este recurso es talado indiscriminadamente, el oxígeno se vuelve impuro y las especies son puestas en peligro de extinción. El agua es un elemento vital que utilizamos para beber, cocinar y asearnos. Contaminar este líquido implica poner en peligro nuestra salud y exterminar a los animales acuáticos.
El ser humano no se da cuenta de que se está convirtiendo en el depredador principal de la naturaleza. Tiene un hermoso hogar para vivir, pero él prefiere destruirlo; cuando la impureza del aire le impida respirar y las catástrofes arrasen con todo lo que le rodea, ya no podrá cambiar el rumbo de sus acciones suicidas.
Una de las las leyes de Newton dice que “a toda acción, corresponde una reacción”. Entonces, si seguimos destruyendo nuestro planeta, ¿adónde iremos a vivir cuando la Tierra deje de ser habitable? ¿Iremos a Marte, como en las pelis de ficción? ¿Ya pensaste en eso?
Por Viviana Cáceres (19 años)