El Principito: la mágica historia de un niño rubio que vagaba por el Sahara

La historia del niño de cabellos de color trigo que amaba a su rosa más que a nada en el mundo es magia que llega al corazón. ¿Recordás la frase “lo esencial es invisible a los ojos”? Esta es una de las enseñanzas que nos dejó “El Principito”.

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La obra “El Principito” de Antoine de Saint-Exupéry ha logrado conquistar a miles de personas, sin importar la edad de los lectores. Es un relato cargado de nostalgia, simbolismos y hermosas enseñanzas acerca de valores como la amistad y la humildad del corazón.

El Principito vivía en un asteroide extremadamente pequeño, ocupado por tres volcanes y una rosa muy vanidosa a la que él quería con toda su alma. El niño emprendió un largo viaje y conoció varios planetas habitados por adultos que desempeñaban diferentes ocupaciones y, aún así, se sentían solos e infelices. Cuando abandonaba estos lugares, el Principito, muy confundido, exclamaba: “Las personas mayores son muy extrañas”.

Una de las lecciones más lindas de “El Principito” es la que vemos en las acciones del pequeño rubio, quien posee la esencia mágica de todos los niños, pues sabe lo que le hace feliz y goza de la vida sin complicarse demasiado. Los adultos se preocupan por cuestiones monetarias y pasan sus días realizando labores que los llenan de cansancio.

Por otro lado, la obra de Saint-Exupéry ha deleitado a los lectores con frases llenas de valor. “Será necesario que soporte dos o tres orugas, si quiero conocer a las mariposas”, había pronunciado la rosa. El conmovedor mensaje es claro: antes de llegar a la meta, siempre pasamos por situaciones temporales que ponen a prueba nuestra valentía.

El pasaje del libro que emociona a la mayoría de los lectores es el encuentro que tuvo el Principito con el zorro. El animal había dicho: “Solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”. Definitivamente, esta es la frase con la que el zorro le mostró al niño la clave para aprender a querer a los demás.

El Principito contaba todas sus aventuras al piloto que lo había encontrado en el desierto del Sahara. Este hombre sintió mucha pena al despedirse de su pequeño amigo; por eso, hizo un pedido especial a los lectores que tuvieran la oportunidad de ir a África: “Si un niño llega hasta ustedes, si este niño ríe y tiene cabellos de oro y nunca responde a sus preguntas, adivinarán enseguida quién es. ¡Sean amables con él! Y comuníquenme rápidamente que ha regresado. ¡No me dejen tan triste!”.

Si aún no conociste a El Principito, él te espera en las páginas de este libro mágico.

Por Viviana Cáceres (19 años)

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