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En el centro de Asunción, sobre la calle Chile, casi llegando a Jejuí, a media cuadra del shopping Mall Excelsior, hay una casa peculiar; ahí funcionaba, a partir de 1956, la temida "Técnica", uno de los edificios más terribles de Latinoamérica en la época de la dictadura stronista. Era la Dirección Nacional de Asuntos Técnicos, oficina dependiente del Ministerio del Interior, que escondía entre sus paredes las peores torturas. Este lugar formó parte de la pesadilla de compatriotas que fueron cruelmente azotados y asesinados por policías instruidos en Panamá por el gobierno de los Estados Unidos. Actualmente, la casa funciona como el Museo de las Memorias que tiene como temática la dictadura y derechos humanos.
Al entrar al museo, una camioneta roja llama la atención de los visitantes; el móvil conocido como "La Caperucita Roja" fue utilizado para transportar a los perseguidos de la dictadura. Este automóvil colorado era uno de los más temidos en la era de Stroessner, pues llevaba a los "subversivos" al lugar de torturas o destino de secuestro.
Picana eléctrica, pileta, la droga de la verdad, entre otras torturas, eran algunas de las que se aplicaban a los detenidos; solían utilizar una tijera para quitar las uñas, sumergían a las personas en excremento hasta casi ahogarlas, les golpeaban en los pies, dedos de extremidades y la espalda con un látigo de puntas afiladas. Muchos de los objetos que fueron utilizados para el tormento de las víctimas son exhibidos en el lugar; ¿querés conocerlos?
El Museo de las Memorias está abierto al público de lunes a viernes desde las 9:00 hasta las 16:00. El señor Martín Ibarrola, encargado del museo, recibe a todos los estudiantes e interesados en conocer el lugar histórico. En el fondo de la casa, existen calabozos en los que se practicaban los más traumáticos martirios dirigidos por el "Tiranosaurio". Hay material audiovisual acerca de ese tiempo oscuro y representaciones de cómo se les encadenaba a los cautivos y practicaban la "pileta".
Si tus abuelos te contaron que en la época de Stroessner no había ladrones y se dormía con la ventana abierta, debés saber también que muchos tenían que sobrevivir con la boca cerrada y aguantar dolorosísimas torturas sin ver la luz del sol por algunos días o meses.
En el museo también se aprecian las fotos de los presidentes y una línea de tiempo de los sucesos importantes en nuestro país que enriquecen el conocimiento de los visitantes. Sin duda alguna, conocer esta casa llena de historia es apasionante para que las personas no dejen en el olvido esta oscura época de terror.
Por José Peralta (19 años)