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Aquella frase que nos repetían una y otra vez: "Tirá la basura donde corresponde", al parecer, no tuvo efecto alguno entre la mayoría, pues al salir a las calles la carta de bienvenida son vasitos de plástico, envoltorios de comida y botellitas. Mantener la ciudad limpia no solo es trabajo de las municipalidades; cada uno, como gente civilizada, sabe qué es lo correcto hacer con los residuos.
Cuando somos pequeños aprendemos todo lo que hacen los adultos; entonces, si los simios siguen soltando basuras por nuestra casa grande, los niños creerán que la ciudad es un vertedero. Si somos expertos en copiar otras costumbres, ¿qué tan difícil es imitar ese hábito que tienen los japoneses de ser limpios?
En la mayoría de las escuelas y colegios de Japón, por ejemplo, cada alumno integra grupos para poner en práctica una técnica llamada "o Soji", que consiste en el aseo de baños y salones de estudio. La rutina académica que se aprende ya desde niño enseña a los estudiantes a ser conscientes y a cuidar lo que es público.
El año pasado, la acción que dejó con la boca abierta a todos fue cuando en la Copa Mundial de Brasil, los hinchas japoneses decidieron limpiar las gradas del estadio, demostrando así que, desde un principio, ellos ya ganaron. El nivel de educación ambiental que países desarrollados poseen debe ser adoptado por muchos de nosotros.
Es penoso ver en los colectivos cómo alguien se deshace de su basura con dos simples pasos: abrir la ventana del bus y tirar el envoltorio. Además, para colmo, muchos se aprovechan de la lluvia como si fuera camión de basura. Señor, señora: si tenés la espantosa costumbre de llenar las calles con desechos, la próxima vez pensá que tu patio o tu pieza son opciones para utilizarlos como Cateura.
Con tantas problemáticas que afronta la sociedad, por lo menos suframos estéticamente bien. Cuando el raudal lleve tu zapatilla a causa de alcantarillados trancados o al momento de tropezarte por culpa de un polietileno, no te quejes y acordate de la ley "causa y efecto".
Por Ezequiel Alegre (18 años)