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Imaginate que te levantás temprano para ir al laburo, desayunás, te preparás el mate y salís con prisa de casa para llegar a tiempo al trabajo, te subís al colectivo y, de todos modos, no llegás a la hora de entrada por culpa del tráfico de Mcal. López o de Mcal. Estigarribia.
Circular por las avenidas del área metropolitana es caótico de por sí, pues existen cada vez más vehículos en las calles. A esto se suman las obras que se vienen realizando en simultáneo en distintos asfaltados del departamento Central, como, por ejemplo, las del metrobús, sobre Mcal. Estigarribia. Solo media calzada de dicha avenida es habilitada para el ingreso a la capital de los automovilistas y choferes.
Del otro lado, por la avenida Mcal. López, ocurre una situación similar. A finales del mes de septiembre se iniciaron unas obras de instalación de tubos para alcantarillados, de parte de la Essap. Hoy iniciamos el undécimo mes del año y los trabajos parecen avanzar a leña.
Ambas avenidas principales de ingreso a la capital son intransitables por el tráfico caótico que reina en ellas, entonces, ¿por qué no utilizar los caminos alternativos? Lastimosamente, dichas calles se encuentran en un pésimo estado; los automovilistas que desean circular por ellas deben esquivar baches y aguas servidas y transitar a una velocidad muy reducida para evitar cualquier accidente.
Nadie se opone al progreso y a la reparación de las avenidas por las que circulan miles de vehículos por día, pero la forma lenta en la que se realizan los trabajos es lo que molesta y enerva a los conductores y usuarios de buses, así como a los vecinos directamente afectados. Es más, muchas veces ni se visualiza a hombres laburando en las obras.
Según las autoridades, los trabajos del futuro metrobús llevarán unos años más por Mcal. Estigarribia y, según la Essap, a mediados de octubre ya debía habilitarse el tramo clausurado de la avenida Mcal. López. El tránsito se hace cada vez más pesado y lo peor de todo es que las responsables gubernamentales y comunales hacen oídos sordos ante los reclamos de todos los que transitan por estos caminos día tras día.
Por Brian Cáceres Verón (18 años)