Del UPD, fiestas y risas, pasamos a tareas y exámenes en el último año del cole

En el UPD todo es alegría y festejo, pero la fiesta no dura todo el año. El tercer curso de la media está lleno de estrés y presión por los proyectos, exámenes y discusiones que amargan los últimos momentos en el cole. Pronto, la mejor época terminará.

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Estar en tercer curso, a punto de terminar la vida académica secundaria, es el sueño de todo estudiante; los amigos, los profes, las risas, las anécdotas y las tareas terminan en el último año. El famoso último primer día (UPD) da inicio a un año lleno de emociones con saludos, encuentros y fiestas. Estos momentos quedarán por siempre en tu memoria y en la de tus compañeros.

Al comienzo, todo es alegría, diversión y risas que se mezclan con un sabor triste por estar terminando una época tan importante; “este es nuestro año, nuestro momento” es la típica frase de todos aquellos que recorren este camino hacia una meta tan esperada: concluir el cole.

A medida que avanzan los meses, el entusiasmo y la emoción van disminuyendo, ya que las tareas se vuelven más complicadas y los profes, más exigentes; por si fuera poco, el tan temido proyecto no deja a los estudiantes un momento de descanso.

Las tareas se acumulan y el tiempo se agota, las clases se vuelven aburridas e interminables, las ganas de no hacer nada se apoderan cada vez más de los alumnos y una oportunidad de causar alboroto no es desperdiciada.

Para los bachilleratos técnicos, la odisea de conseguir todos los papeles de la pasantía es una lucha de no acabar y recorrer las empresas en busca de firmas o sellos es un dolor de cabeza incesante. Las materias específicas tienen cada vez más horas y son más pesadas.

Algunos bachilleratos exigen a los estudiantes cumplir sus horas de clase en el “turno opuesto”, lo que significa quedarse, prácticamente, todo un día en el colegio; esto causa que a la mañana siguiente los alumnos estén más pila'i de lo normal.

Los profes se ponen más estrictos y exigentes de lo que acostumbran con la típica frase “ya están por ser universitarios, se tienen que acostumbrar”. Por si fuera poco, aumentan las peleas porque hay que decidir si se va a hacer una fiesta de colación o un viaje a fin de año; organizar actividades para juntar dinero también causa discusiones.

A pesar de todo eso, el tercer año del cole es una de las mejores experiencias en la vida de un alumno; todas esas noches tratando de estudiar para los exámenes o preparando el interminable proyecto rinden frutos al tener el certificado de egresado en las manos.

Las amistades que se forjaron en los pasillos del colegio, las fiestas sorpresas para los compas que estaban de cumple, los plagueos de los profes al hacer algún disparate o las alegrías al lograr un objetivo, todo eso queda por siempre en el corazón de los compañeros que compartían cada semana a nuestro lado.

Por Divina Alarcón (18 años)

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