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Un equipo de fútbol está conformado por los delanteros, quienes tienen como papel hacer los goles; los arqueros, personajes que deben impedir que la pelota entre bajo los tres palos; los mediocampistas, artistas que inventan las mejores jugadas y, por último, se encuentran los defensores. Estos laterales o centrales son luchadores que, injustamente, pocos valoran a pesar de tener uno de los guiones más importantes del espectáculo: impedir que el adversario llegue con ventaja cerca del arco y convierta un gol.
Una gran verdad admitida por muchos es que la vida suele ser cruel con algunos y muy generosa con otros. En esta afirmación universal, en la parte negativa, se encuentran los defensores de los clubes de fútbol, quienes son luchadores que no poseen tanta admiración popular, pues su papel dentro de la estrategia del equipo no es tan vistosa y los relega bastante.
Antes de los grandes espéctaculos de fútbol, solemos ver que en las revistas deportivas, en los diarios, en las publicidades, etc., siempre los protagonistas son los jugadores más admirados por el público, quienes generalmente son los delanteros. Sin embargo, para que un defensor central se convierta en estrella, debe ser mediático o tiene que realizar un oficio distinto al que está acostumbrado, como meter un gol en los últimos minutos de un encuentro.
Una de las frases más injustas que solemos escuchar por parte de los aficionados de fútbol es que los defensores son jugadores troncos, duros o malos. Sin embargo, Paolo Maldini, Fabbio Cannavaro, Carlos "Colorado" Gamarra, Celso "Chito" Ayala, Sergio Ramos y Gerard Piqué, entre otros grandes guardianes, nos demuestran lo contrario, ya que estos jugadores han sido reconocidos mundialmente por su técnica con el balón y por su capacidad de liderazgo en cada uno de sus clubes.
Por otra parte, los defensores, ya sean laterales o centrales, no siempre están en las grandes galas donde se premia a los futbolistas top o, si van, no son los galardonados. Lastimosamente, salvar un gol sobre la raya, quitar limpiamente el balón a un adversario hábil, ganar en las alturas en un enfrentamiento con un delantero de casi dos metros, etc., son atributos que no sirven para reconocer a estos luchadores con un balón de oro o con la mención de mejor jugador del país o del mundo.
Hoy día, los ojos del fútbol están sobre Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, futbolistas que en cada partido demuestran que están en un nivel astral. Pero Sergio Ramos, Godín y Marcelo, entre otros grandes defensores, también son muy importantes para sus clubes y, por eso, el reconocimiento debería salpicar un poco sobre estos guardianes, pues un partido gana el equipo que más goles convirtió y el que menos encajó en su arco.
Por Joaquín Tandé (18 años)