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Esta es una breve historia de ficción: Correr tras de la pelota, golear a arqueros internacionales y ser el máximo jugador de primera división es el sueño de Lucas, un joven con grandes ilusiones en el ámbito deportivo. Desde pequeño, Lucas decía que la canchita de la esquina era su segunda casa, porque de tarde, después del colegio, lo primero que hacía es atarse bien los botines para demostrar a sus amigos lo grande que puede ser el fútbol, ya que a él se lo consideraba el “rey de la canchita”.
En una ocasión, el directivo de un club vio jugar a Lucas y no dudó en contactar con el chico. “¡Seré como Messi, seré como Messi!”, exclamaba Lucas, ya que la oportunidad de su vida se le había presentado. No obstante, la ilusión del chico cayó a pedazos, porque la condición del que le cumpliría el sueño se enfocaba en la explotación sexual.
Este breve relato refleja cómo grandes ilusiones pueden derribarse a causa de condiciones indecentes que algunos superiores proponen a jóvenes. Lastimosamente, existen casos en donde un sueño vale más que la dignidad de uno mismo.
La típica oferta “si hacés esto, te voy a dar aquello” se da en muchos ámbitos, no solo en el fútbol, como, por ejemplo, las jovencitas que tienen la meta de ser una conocida modelo o Miss Paraguay también suelen pasar por momentos incómodos. El famoso “casting sábana” es una estrategia que viola la integridad de quienes, con la ilusión de subir unos peldaños más en la vida, se ven forzados a aceptar propuestas que acaban en el dormitorio de quienes toman las decisiones.
La OMS define como violencia sexual o explotación sexual cualquier caso con fines comerciales en el que un sujeto es presionado por una persona. Un caso similar, que en su momento fue tema de conversación en el mundo, es el de la actriz estadounidense Lisa Rinna, quien había confesado que perdió el papel de una serie de televisión, sin siquiera hacer el casting, porque la misma se negó a tener relaciones con el productor.
Ah, si te identificás o pasaste momentos similares, no olvides denunciar al acosador. Por más que te ofrezcan un millón de dólares, como en el caso de la película “Propuesta indecente”, ponete a pensar qué en realidad vale más: ¿obedecer órdenes de un pervertido o tu dignidad? Siempre habrá buenas oportunidades, las que no se enfocan en favores sexuales, sino en dar lo mejor de vos y con sudor cruzar la línea de tus sueños.
Por Ezequiel Alegre (17 años)