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La escuela agrícola “San Francisco de Asís” es una institución que trabaja con los alumnos para solventar sus propios gastos, es decir, no depende de ningún rubro del Estado. Tardó cinco años en volverse totalmente autosuficiente; tiene dos réplicas, una en San Pedro y otra en Concepción.
En el mes de enero reciben a los postulantes, que pasan por una semana de prueba con tareas de campo y luego rinden el examen de castellano y matématicas. Élida Moreno, una de las trabajadoras de la escuela, menciona que los padres de los alumnos deben dar un aporte anual y los gastos diarios son cubiertos por los estudiantes con su desempeño en las diferentes tareas del lugar.
Los alumnos cursan al mismo tiempo el bachillerato técnico en hotelería y turismo y el agropecuario. Durante los tres años, los alumnos viven en la institución y participan en las actividades para el cuidado y el mantenimiento de la misma.
Esta escuela fomenta la autosuficiencia y la autogestión para que al momento en el que el alumno egrese pueda aplicar todos sus conocimientos en la comunidad y ayudar a los demás con los saberes adquiridos. Los estudiantes se dividen en secciones y se turnan para realizar los trabajos de campo y desarrollar sus clases.
A pesar de estar lejos de sus familias por mucho tiempo, la satisfacción de saber que al terminar sus estudios podrán ayudar a mejorar la situación económica de sus seres queridos y de su comunidad alienta a los jóvenes a seguir adelante. “Los alumnos tienen un cambio en su forma de pensar y encarar la vida”, menciona Élida.
La escuela cuenta con 62 hectáreas de terreno que se dividen en las aulas, el hotel, una planta láctea donde elaboran queso ibérico y dulce de leche, un centro de producción vegetal, una unidad donde crían a los animales que, en parte, son vendidos y otros quedan en la institución y un eucaliptal donde se espera que puedan, en unos años, producir papel.
Los productos de la escuela como los vegetales, los animales y el queso ibérico son comercializados en diferentes ciudades; también existen empresas que adquieren la mercancía para materia prima de ciertas industrias.
La mayoría de los alumnos vienen del interior del país y son de escasos recursos; las familias de estos jóvenes, en gran parte, se dedican a la agricultura. Ellos se preparan para saber cómo trabajar sus tierras con la metodología de “aprender haciendo, vendiendo y ganando”.
Estos jóvenes son ejemplos de superación y sacrificio ya que en su mayoría se alejan de sus familias para poder formarse y así poder mejorar la calidad de vida de sus seres queridos y la de sí mismos.
Por Divina Alarcón (18 años)