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A los cuatro años, Ayesa comenzó con las prácticas de taekwondo. “Mi papá me llevó a ver unas clases y, desde el primer momento, me enamoré de este arte marcial”, comenta. Recuerda que iba a sus entrenamientos al salir de la escuela y así ya logró obtener el cinturón negro a los 8 años de edad.
Relata que debía faltar a los cumpleaños de sus amigos para ir a las prácticas de taekwondo. Agrega además que debe seguir una estricta dieta con el fin de tener fuerzas y no subir kilos. “A veces, debía reemplazar el asado por porciones de atún y tomate, para mantener mi peso”, expresa.
Este año tuvo la oportunidad de participar en dos competencias internacionales: en Buenos Aires, La Panamericana del Taekwondo, donde ganó dos medallas de oro, y en Hungría el Mundial de Taekwondo, en el cual obtuvo tres medallas doradas en las categorías forma tercer dan, lucha hasta 45 kilos y lucha preestablecida.
El costo de las competencias y viáticos le dificultó para que pueda participar en el Mundial de Taekwondo en Hungría. “Discutí con papá, hasta dejé de hablarle por un tiempo, pero finalmente logré ir”, señala. Ahora siente que es el orgullo de sus familiares y compañeros; afirma que muchos le dan aliento para que pueda llegar lejos.
Aparte de dejar su marca en un Mundial, pudo demostrar a los competidores que la estatura no es lo más importante. “Las europeas son muy altas; sin embargo, con mucho esfuerzo pude ganarles”, expresa. Comenta que la clave para llegar lejos es tomar ventajas de todas las derrotas que tuvo antes, además del apoyo primordial de su familia.
Su sueño es representar al país y sobresalir en todo lo que se proponga. “Me encantaría tener una beca o más apoyo para competir en torneos internacionales”, señala. Según la joven, si logra ir al próximo Mundial de Taekwondo, en Irlanda 2017, está comprometida a ganar y llevar en alto el nombre del país.
Ayesa insta al Gobierno a que aporte más a las artes marciales y no solamente a otros deportes. “Las competencias internacionales son muy costosas y paraguayos talentosos no pueden participar por falta de apoyo”. Finaliza aconsejando a los jóvenes que entrenen porque cualquiera que se levanta y aprende de sus errores puede ganar medallas.
Por José Peralta (18 años)