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Norman estudiaba Derecho hasta que se dio cuenta de que su destino era dedicarse a la artesanía. Por eso, desde hace cinco años confecciona atrapasueños de diversos tamaños y los vende en la playa de Areguá, a orillas del famoso “lago azul” de Ypacaraí. El emprendimiento de la joven se denomina “Lina Atrapasueños”.
Los atrapasueños provienen de la cultura de los indígenas de Norteamérica. Según los nativos, los sueños son representaciones de cosas positivas que nos sucederán en el futuro; en cambio, las pesadillas simbolizan todo lo negativo. La función de este amuleto, que generalmente se coloca en la habitación, es absorber las imágenes dañinas a través de sus redes y quemarlas con la luz del sol.
“El círculo representa el ciclo de la vida; todo lo bueno o malo que hagas regresa a vos. Por otro lado, las plumas simbolizan el movimiento que necesitan las personas para no quedarse estancadas en sus proyectos”, explica Norman. Los atrapasueños poseen semillas y piedras que, junto a las plumas del cabure’i, pavo real o papagayo, forman una hermosa mezcla de colores.
La artesana ofrece los atrapasueños a partir de G. 10.000; además, vende pulseras, tobilleras, collares y monederos de coco. “Lo que más me agrada de este emprendimiento es el acercamiento que tengo con la gente. Me gusta que aprecien y respeten mi trabajo”, expresa Norman. “Lina Atrapasueños” también tiene aceptación en Estados Unidos, pues la joven envía sus productos a una señora que los comercializa en Miami.
Norman comenta que la paciencia es la clave al momento de dedicarse a la artesanía, pues si una parte de la confección sale mal, el proceso de tejer debe comenzar otra vez. “Elaboro los atrapasueños desde las cinco hasta las diez de la mañana; después, hago otra tanda de productos por la tarde. Lo cierto es que duermo muy poco, porque en la noche me quedo pensando en los modelos que puedo realizar”, explica la joven.
La emprendedora manifiesta que lo más bello de hacer los atrapasueños es que cada día tiene una idea diferente y puede explotar toda su creatividad. “Muchas personas se dedican a la artesanía, pero solo se preocupan por las ganancias y dejan de lado la innovación de los productos. Yo, en cambio, siempre busco hacer algo nuevo”, agrega.
Norman considera que lo más importante para iniciar un negocio es tener fe en uno mismo, además de originalidad al momento de elaborar los productos. “Vas a tener éxito si mentalizás que todo saldrá bien y ponés la mayor confianza en lo que hacés”, finaliza la artesana.
Por Viviana Cáceres (18 años)