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Micaela es una adolescente que ama coleccionar elementos de estudios como, por ejemplo, lápices, borradores, agenditas, etc. Años atrás, en el primer grado, Micaela robó a su compañerita de banco un bolígrafo multicolores y, desde ese entonces, no paró de hurtar las pertenencias de los alumnos de su aula.
Las librerías y los supermercados son los puntos débiles de Micaela, porque en esos lugares existen variedades de útiles escolares. Sin embargo, después de varias sesiones de tratamiento con psicólogos, Mica comprendió que, a causa de la cleptomanía, hacía daño a la gente que le rodeaba; hoy día, no puede devolver cada objeto robado, pero sí ayudar a los demás con este trastorno.
La cleptomanía es una enfermedad bastante compleja que se caracteriza por el hecho de robar en cualquier parte; una persona con esta inclinación, muchas veces, no es consciente de lo que hace, ya que, para ella, llevar objetos es cosa común. ¡Cuidado!, no confundamos a un cleptómano con un delincuente, porque los malvivientes despojan a la gente de sus pertenencias con malas intenciones; esto tampoco quiere decir que, porque una persona padezca este trastorno, tiene derecho a robarles a todos.
Según la psicóloga Lisa Mujica Pérez, la causa de la cleptomanía es la ansiedad o la compulsividad que un sujeto no puede manejar. “Un cleptómano es como un drogadicto, ya que le resulta difícil controlarse. Puede darse por depresión, trastornos alimenticios, como la anorexia o la bulimia”, indica la profesional.
Así también, este mal se puede dar desde la niñez o por algún trauma que la persona tuvo. Por otra parte, la psicóloga afirma que la cleptomanía sí tiene cura; una psicoterapeuta debe ser la encargada de que la persona con cleptomanía se dé cuenta de que padece ese problema y, en casos extremos, se contará con la ayuda de un psiquiatra para las medicaciones.
Seguro cuando pensamos en un cleptómano se nos viene a la mente un acumulador de objetos. Sin embargo, no es así, porque Lisa dice que una persona a quien le encanta juntar “cachivaches” tiene otro tipo de trastorno. ¡Ahh..., ahora todo tiene sentido! ¿Será que los que ocupan cargos públicos solo tienen este desorden mental?
En fin, te acordás de la música que dice así: “Cuidado con María, la cleptómana”. Siempre se encuentran las personas que le ponen onda a toda situación.
Por Ezequiel Alegre (16 años)