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“A mí no me va a pasar, Alejandro siempre fue sincero conmigo”, dice la voz de la ingenuidad. Muchas veces, cuando alguien es advertido acerca de lo peligrosa que puede resultar la primera cita a ciegas, la persona se escuda y defiende con tenacidad a su ciberamor.
Últimamente, se volvió habitual buscar a la pareja ideal en una red social, ignorando los peligros que conlleva esto, pues uno comparte su vida, sus sueños e ilusiones con alguien que no conoce en el mundo real. En el peor de los casos, el primer encuentro puede terminar en lesiones físicas o en secuestros; aunque estas ideas parezcan exageradas, son posibles.
La semana anterior, una ciudadana de Alemania viajó a nuestro país para casarse con su hipotético novio, a quien conoció por Internet; sin embargo, ¡sorpresa! Desafortunadamente, el enamorado en cuestión es un presidiario que se encuentra cumpliendo una condena de 25 años por homicidio doloso. De esta manera, la extranjera se encontró en un país desconocido, con un idioma muy diferente al suyo, sin la posibilidad de comunicarse con los que deseaban ayudarla.
La alemana viajó motivada por las promesas de matrimonio que le llegaban por medio de un celular introducido ilegalmente a una prisión. La ilusión de pasar el resto de su vida al lado de su amor virtual hizo que la mujer envíe dinero al recluso, confiando de manera excesiva en él.
Los sitios web y las aplicaciones de citas resuelven el problema de tener que vencer la timidez para conquistar a alguien y, tal vez, los resultados sean positivos para algunas personas. No obstante, existen numerosos casos de gente que fue estafada por compartir demasiada información personal y económica con extraños.
Definir la red como el reflejo de nuestra sociedad en decadencia es una idea acertada hasta determinado punto, pues una solicitud de amistad y un "like" no alcanzan para formar lazos reales y sanos. Esta no es una cuestión irrisoria, pues demuestra que existen personas solitarias que son capaces de adentrarse en un terreno inseguro con tal de no continuar solteras.
Esperá todo lo que sea necesario y no te apresures por encontrar a tu media naranja a través de Internet. Además, debés aprender a disfrutar tu soledad ya que, mediante la red, es posible que te tropieces con una persona peligrosa.
¡Tené cuidado! Quizás, tu Romeo del Face esconda intenciones muy oscuras o esté enviándote pirateados poemas desde Tacumbú.
Por Belén Cuevas (17 años)