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Salís del trabajo o la facu, te quedás atascado por horas en el tráfico. Bocinazos aquí y allá pero luego de un buen rato, lográs llegar a tu casa. Seguro pensás que el bullicio quedó atrás pero, en el momento en el que te preparás para descansar, comienza el fastidioso vaivén de las motocicletas con roncadores, cuya única función es generar el mayor ruido posible cuando el motociclista acelera a fondo o circula a alta velocidad.
El reclamo ciudadano de prohibir los roncadores por fin tuvo una respuesta favorable en Limpio; el municipio ya prohibió el uso de estos aparatos en esa localidad. Esta semana, se llevó a cabo un acto simbólico en el cual se destruyeron 150 caños de escapes de motocicletas con roncadores, en un avenida principal de dicha ciudad.
Esta medida fue implementada a pedido de los pobladores, quienes ya estaban hartos de no poder descansar tranquilamente en sus propias casas, debido a la polución sonora que estos artefactos producían.
El alboroto que generan los roncadores no permite siquiera que los ciudadanos peguen un ojo en toda la noche, ya que el ruido que producen las motos al pasar te deja con los oídos zumbando.
Generalmente son los más jóvenes quienes por moda instalan en sus motocicletas el roncador que, por el tremendo ruido que hace, no deja descansar por las noches a las personas que deben despertarse a tempranas horas. Los que tienen ganas de dormir una siestita tampoco se salvan de los ruidos, ya que los motociclistas no conocen horario para salir a “lucir” sus biciclos.
La paz y la tranquilidad se convierten en el deseo más codiciado de los ciudadanos que quieren descansar cuando un motociclista, que tiene instalado el roncador, acelera a fondo y genera un escandaloso ruido. Los otros municipios deberían imitar el reglamento de Limpio ya que este artefacto no tiene otra función más que molestar a la ciudadanía.
Por Rocío Ríos (18 años)