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La famosa “edad del pavo” es como la película de terror de los padres que ven a sus hijos crecer. En esta etapa, nosotros, los jóvenes dejamos de lado el actuar sumiso y obediente ante las personas mayores, adoptando un comportamiento que sobre pasa un poco la raya del respeto e incluso, a veces, cruza 100 metros más adelante.
Expertos en áreas de psicología expresan que la edad del pavo se da la preadolescencia, entre los 12 y 15 años, cuando la pubertad toca la personalidad de un chico. La expresión “jajapota la vyrorei”, frecuentemente, es tomada como una excusa cuando estás a punto de cometer una macanada; algunos creen que por el simple hecho de ser jóvenes tienen impunidad ante las equivocaciones, ya que en esta etapa es “normal” desviarse con malas decisiones y acciones.
La pregunta es: ¿Por qué esta etapa de rebeldía puede ser peligrosa? Tal vez porque el niño tiernito e inocente ha dado lugar a un joven rudo que cree ser maduro frente a sus amigos. El hecho de querer experimentar cosas nuevas puede convertirse en una imprudencia, por ejemplo, las pruebas de amor en las relaciones juveniles pueden dejar a una “bendición” de por medio, ya que pensar más de una vez no va de la mano con la etapa del pavo. Un consejo: un preservativo te va a costar menos que los pañales, biberones, medicamentos y toda la vida cuidando al hijo.
Cuando hablamos de fiestas, olvidate, porque estos eventos se hacen presentes cada viernes y sábados, pero ¿qué pasa si los padres no conceden el permiso para salir? El techo y las ventanas son las salidas que llevan directo al boliche; es así como surgen las escapadas de casa, convirtiendo a los jóvenes en grandes estrategas.
Por otra parte, una de las características que se nota en esta dura etapa de la adolescencia es el momento de adentrarse a la moda. Ir a la plaza, a la salida del colegio, para marcarse la piel con tinta es un acto desobediente; claro, porque tus papás ni en la otra vida te dejarán tatuarte; sin embargo, existen casos en los que, una vez más, los jóvenes se ingenian para ocultar los dibujos permanentes en la piel.
Probablemente, sea cierto que la edad del pavo te convierta en una máquina de acciones estúpidas, pero a menos que tengas una discapacidad mental, procurá pensar más de una vez y, así, evitarás cualquier tipo de secuelas negativas.
Por Ezequiel Alegre (17 años)