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Los cultivadores de cebolla de Paraguarí se encuentran muy preocupados, ya que no están pudiendo comercializar sus productos. Los agricultores alegan que es por culpa de la inundación del mercado con productos extranjeros introducidos de contrabando, lo que los priva de obtener un buen precio.
El contrabando es una constante en el país y afecta directamente a la economía nacional. Esta vez, a los productores de cebolla, que no tienen mercado en el cual vender sus cosechas. Esta problemática de los labriegos, en vez de darles ganancias, los dejan con muchas deudas.
La culpa no es de los agricultores, sino de las autoridades que no previeron la situación con una buena estrategia de contención del ilícito. Asimismo, los comerciantes que compran estos productos mau son cómplices, ya que están apostando al contrabando.
Supuestamente, el proceso debería ser: invertir, producir y vender; sin embargo, no se puede completar el procedimiento por culpa de las irregularidades que ocasiona el contrabando. Es triste y a la vez genera impotencia, ya que, en su mayoría, son compatriotas los comerciantes que compran estos productos de dudosa procedencia.
Apostar por lo nacional, como en la gran época del Dr. Francia, es lo ideal, porque es una buena forma de cooperar con la economía del país. Parece utópico, pero deberíamos saber la procedencia de los productos que compramos o, por lo menos, ya no seamos consumidores de cosas de dudoso origen.
Por Joaquín Tandé (18 años)