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Podés sentir el agua chorreando durante cinco minutos o media hora, una vez a la semana o tres veces al día, con agua caliente o fría, pero el efecto siempre es el mismo: te sentís limpio, fresco, relajado y con ganas de empezar un grandioso día o ir a la cama para descansar y tener un sueño bonito. De por sí, sentir las gotas deslizándose por tu cuerpo tiene efectos positivos.
Si tenés ganas de cantar, cerrá los ojos y comenzá a afinar las cuerdas vocales para simular que las cuatro paredes de azulejos llenos de vapor se convierten en un teatro lleno. Estar solo y bajo el chorro de agua templada ayuda a que analices tus acciones y pensamientos, hasta explorar tus dotes de cantante. Ahí, cuando te pasás el jabón por el cuerpo, podés ensayar inclusive la declaración de amor que querés hacer a la persona que acelera los latidos de tu corazón.
Según la página web vanguardia.com, el 97% de los españoles y uno de cada 29 personas en Francia se duchan, al menos, una vez a la semana. En América del Sur, especialmente en Brasil, hay mejor hábito de baño: el 99% de los brasileños pasan su cuerpo bajo el chorro de agua dos veces al día.
Cuando llegás del trabajo o la facu, hace frío y deseás tomar una ducha caliente; la peor noticia que puede darte mamá es que el calefón se quemó y debés calentar agua para higienizarte. Las temperaturas bajas, a veces, juegan en contra para bañarnos; al principio, se te eriza la piel al sentir el agua fría, pero tu cuerpo se adapta pronto y ya no tenés ganas de salir del baño.
Llenarte de perfumes y desodorantes, entre otras cremas con aroma, no es la mejor solución para espantar los desagradables olores que produce un cuerpo con varios días sin bañarse. Mejor evitá las malas miradas y comentarios burlones, tomándote una ducha por lo menos una vez al día y, con más razón, en verano, ya que es la época en que sentís el sudor escurriéndose hasta en la punta del cabello.
Prepará ya nomás tu toalla, ropa limpia, jabón, champú, cepillo de pelo y esponja para combatir el estrés y la ansiedad con una buena y relajante ducha fría o caliente, de 5 ó 30 minutos. Dale importancia al aseo personal y a liberarte un chiqui cuando estás bajo la ducha.
Por José Peralta (19 años)