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Gritar, llorar o romper cosas son prácticas que muchas personas realizan para descargar sus emociones negativas y tratar de calmarse. Por otro lado, muchos jóvenes no saben cómo manejar los sentimientos que les abruman y terminan haciéndose daño a sí mismos.
¿Alguna vez viste a una amiga con raspones y cortes en los brazos o piernas, marcas de quemaduras o que, constantemente, está pinchándose y mordiéndose las uñas hasta llegar a lastimarse la piel? Esta persona podría necesitar ayuda de algún profesional para frenar esas acciones dañinas.
En la serie 13 reasons why, Skye Miller, una de las protagonistas, tenía la costumbre de cortarse y, según Clay, lo hacía en todo el cuerpo. La joven decía que no intentaba suicidarse al igual que Hannah Backer, sino que deseaba liberar la presión que sentía. Luego de un tiempo, fue diagnosticada con trastorno bipolar. A veces, estas conductas están relacionadas con algún tipo de desorden psicológico.
Existen dos tipos de autolesiones: las que tienen como fin el suicidio, como lo hizo Hannah Backer y las que buscan generar dolor físico para olvidar el malestar emocional, igual que Skye Miller.
En nuestro Hospital de Clínicas, los pacientes que se autoflagelan tienen desde 11 años de edad; por esto, los padres deben prestar atención en caso de observar señales de autolesión en sus hijos.
¿Qué podemos hacer si conocemos a alguien que se autolesiona? Si te enterás de que un conocido se está infligiendo a sí mismo, lo primero que debés hacer es hablar del tema con él, averiguar qué lo llevó a adoptar esa conducta y buscar la ayuda de un familiar y un profesional que le enseñe otras maneras de controlar sus sentimientos.
En muchos casos, si un amigo te cuenta que se autolesiona, te pedirá que guardes el secreto. Sin embargo, la mejor decisión es buscar ayuda en personas especializadas. Lastimosamente, no hay lugares donde puedas acceder a información precisa sobre las autolesiones, pero podés acudir a algún familiar médico o psicólogo para saber qué hacer al respecto.
Si te autolesionas o pensás en hacerlo, pará un rato, tomá un respiro y pensá si vale la pena convertir ese dolor del corazón en una marca física que podría tener una consecuencia fatal e irremediable. Hay otras formas de liberar ese sufrimiento que tanto mal te hace. Aunque sientas que tu mundo se desmorona, no te desesperes y buscá ayuda, que muy pronto podrías estar bien.
Por Divina Alarcón (18 años)