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El skateboarding es un deporte que consiste en deslizarse sobre una tabla con ruedas y realizar piruetas en el aire. Hay jóvenes que patinan por pasión y toman el deporte como estilo de vida. Estos son los que se preparan para las competencias y se organizan para la propagación del deporte a nivel nacional e internacional.
Si bien en el país hay ciudades que cuentan con rampas como Encarnación, Ciudad del Este, Pedro Juan Caballero y Salto del Guairá, la primera que cumple con los estándares internacionales requeridos es la nueva skatepark de Ñemby. Actualmente, practicar y recrearse con una patineta a cuestas en una pista pública cerca de Asunción ya es posible.
Tener más sitios públicos para patinar es la meta principal de la Asociación Paraguaya de Skateboard. El presidente de este gremio, Alejandro Basaldúa, explica que con la creación de más pistas se promocionarán nuevos talentos en esta disciplina. Destaca también que este deporte ayuda a los chicos a alejarse de los vicios, ya que se necesitan dedicación, esfuerzo y concentración para lograr realizar piruetas en el aire. “Tu mente debe sincronizar con tu cuerpo para que vos domines la tabla”, manifiesta.
Asimismo, Basaldúa cuenta que debido a la poca propagación del deporte, nuestro país no tiene fabricación de tablas. “Como no hay mucho mercado, las patinetas son importadas. Estaría genial que al acrecentarse la cantidad de skaters paraguayos, se inicie la producción nacional del instrumento”, opina.
Los skaters, aparte de tener mucha valentía como para aventarse en una rampa de varios metros, tienen el ingenio de convertir barandales, escaleras y muros en objetos que les ayuden a practicar y perfeccionar sus piruetas. Quizá para vos, una simple terciada no tenga mucha utilidad pero para estos chicos, la madera puede convertirse en una rampa que les permita desafiar a la gravedad al realizar trucos en el aire y elevarse a metros del suelo.
El sueño de estos jóvenes solo es tener más pistas para que puedan patinar y hacer volar sus mentes, ya que, para ellos, más que un deporte, es una pasión.
Por Rocío Ríos (18 años)