Anécdotas en el colectivo: amores fugaces, carreras, mal humor y otras historias

¿Alguna vez te enamoraste de un chico que subió al colectivo o te hiciste amiga del chipero que vendía sus productos? A pesar de que el transporte público tenga un pésimo servicio, todos tenemos alguna anécdota memorable y divertida que contar.

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¿Cuántas cosas ya pasaste en tus viajes en colectivo? Aunque la mayoría de tus recuerdos sobre las idas y venidas en transporte público se basan en su mal servicio, calor insoportable, tráfico caótico y horas parado esperando un asiento, seguro que sí o sí tenés alguna buena historia que contar.

Si sos de los que viajaban con varios chicos del colegio en el mismo colectivo, es probable que en varias ocasiones hayan juntado plata entre todos para poder comprar una gaseosa, compartirla y saciar la sed provocada por el intenso calor. Corear canciones en el fondo del bus, sin vergüenza alguna, era otra tradición infaltable.

¿Cuántas veces viajaste al lado de la misma persona sin dirigirle la palabra? Cuando viajás a la hora de siempre y en el mismo bus todos los días, es casi imposible no memorizarse los lugares donde se suben y bajan los pasajeros. Lo más probable es que, en algún momento, aflore una amistad entre tantas idas y venidas.

Algunas personas van más allá de la relación común y corriente entre el chofer y el pasajero, ya que llegan a entablar tanta confianza hasta el punto de intercambiarse los números de teléfono y consultarse los horarios de salida y llegada del bus.

Cómo no mencionar los amores pasajeros. ¿Acaso no te pasó alguna vez que te enamoraste del muchacho de ojos claros que se subió una vez al bondi y nunca lo volviste a ver? ¿O de la chica de cabello castaño y anteojos cuadrados que iba leyendo un libro sin prestar atención al bullicio exterior?

Los vendedores ambulantes no pueden faltar en los recorridos del transporte público. A veces, de tanto verlos subir y bajar, comparten alguna que otra palabra contigo y, mientras esperan para descender, bromean brevemente con los estudiantes que van viajando.

Si tu chofer no protagonizó una competencia al estilo "Rápidos y furiosos" con otro conductor, entonces, no sabés nada de viajar en transporte público. La mezcla de miedo por la posibilidad de ser parte de un terrible accidente de tránsito y la adrenalina por no querer perder en dicha carrera hacen del viaje una experiencia sin igual.

“Yo no escucho vallenato ni cachaca” es lo que muchos afirman al preguntarles cuáles son sus gustos musicales. Si viajás en colectivo es imposible que no te sepas mínimamente los coros de “Olvídala”, “Los caminos de la vida”, “Si tu amor no vuelve” o “Un osito dormilón” que logran que quieras llorar y decirle a tu dolido chofer: “Tranquilo, ya vendrá una chica que sí te quiera”.

Aunque no sea el mejor servicio del mundo, los viajes en colectivo nos pueden proporcionar un montón de buenos recuerdos que hacen el recorrido mucho más llevadero. La próxima vez que tu bondi se retrase en el tráfico o llegue tarde a la parada, recordá que podría ser el comienzo de una nueva anécdota.

Por Divina Alarcón (18 años)

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