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Marcar el compás, seguir el ritmo, un paso adelante y otro atrás son partes sencillas de la danza que, además de ponerte feliz, ayudan a mejorar tu salud. Seguramente, no sos un bailarín profesional, pero eso no debe impedirte a menear la cadera al son de la música por unos minutos.
Si no te gusta el hábito del gimnasio, podés subir el volumen de la radio y bailar tu canción favorita en la sala o en la cocina de tu casa, ya que una rutina de coreografías aporta múltiples beneficios a tu salud.
Estudios científicos confirman que sacudir el cuerpo al compás de la música ayuda a proteger el corazón, quema el exceso de grasa corporal, mejora la circulación sanguínea y aumenta la elasticidad de las articulaciones. Además de tener un momento de recreación, cuidás tu bienestar corporal.
Por otra parte, cuando disfrutás del ritmo de la canción, tu cuerpo libera endorfinas, llamadas también hormonas de la felicidad, que mejoran el estado de ánimo. No importa si pensás que no tenés gracia al bailar y te movés como un robot, porque mientras danzás no solo quemás calorías, sino también reducís el nivel de estrés; eso significa que mientras más muevas el bote, mayor será tu alegría.
El hip hop, merengue, reggaeton y la bachata son los distintos géneros que podés bailar, no necesariamente en una disco o en una academia de danza. Cuando limpiás tu habitación, la escoba puede ser tu pareja perfecta para acompañarte en la coreografía de una salsa.
No te sientas mal si no movés la cadera como Shakira, lo bueno de la danza es que te invita a gozar y dejarte llevar por el ritmo de la música. Lo dijo una vez la danzarina norteamericana Martha Graham: "A nadie le importa si no puedes bailar bien. Levántate y baila. Los grandes bailadores son muy buenos por su pasión".
Entonces, ¿bailamos?...
Por Dahiana Galeano (20 años)