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En Paraguay, según el Observatorio Mundial de Residuos Electrónicos, en 2017 cada ciudadano produjo 6,4 kilos de basura electrónica por año. Por su parte, la Universidad Católica de Asunción (UCA), junto a la organización Gestión Ambiental (GEAM), informaron que solo en computadoras y celulares se generan cerca de 1.700 toneladas de chatarra tecnológica en un año, en la capital y Central.
De la misma manera, la UCA y GEAM estiman que para el 2025, en Paraguay se estaría generando más de 80 mil toneladas de chatarra electrónica, esto sin incluir celulares y computadoras. Así también, el observatorio informa que en toda América se produjo en 2016 casi 12 kilos de basura tecnológica por habitante, representando el 25% a nivel mundial.
En el planeta, según un informe la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cada año se produce 50 millones de toneladas de desperdicios electrónicos y eléctricos, lo que equivaldría a 4500 torres Eiffel. De acuerdo al reporte de la ONU, en caso de no tomar medidas, la cifra de estos residuos podría ascender a 120 millones de toneladas por año, en el 2050.
Las estadísticas demuestran que el nivel de reciclaje de desperdicios electrónicos es bajo. En el mundo solo 20% del total de residuos tecnológicos son procesados debidamente, según las Naciones Unidas, y en América el 17%, de acuerdo al Observatorio de Residuos Electrónicos.
Aunque no todos los componentes de los artefactos electrónicos son tóxicos, no tener cuidado al desechar chatarra tecnológica podría generar daños a la salud y al medio ambiente. Si los aparatos se mantienen en buen estado, pueden durar más tiempo antes de que se descompongan y sean perjudiciales para las personas.
Los artefactos que contienen materiales ignífugos bromados podrían ser cancerígenos, neurotóxicos o producir un daño en la función reproductora. Asimismo, el cadmio genera posibles efectos irreversibles en los riñones e induce a la desmineralización ósea y el cromo provoca reacciones alérgicas, además de ser cáustico y genotóxico.
Para reciclar los aparatos, según la organización Red del Pacto Global Paraguay, hay que seguir tres pasos: la primera etapa es la donación de los materiales, que podría realizarse a cualquier entidad educativa que necesite los artefactos, como la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción.
La separación de los materiales y la destrucción responsable de las partes no reciclables constituyen el segundo y tercer paso. Estas etapas se pueden dejar a cargo de entidades especializadas en el área como Procicla, la cual trabaja con empresas e instituciones públicas, o Tajy Ambiental.
Por todos los perjuicios que la mala eliminación de los residuos tecnológicos podría producir, es importante que se desechen correctamente los artefactos electrónicos.
Aplicá las tres r: reducí, reusá y reciclá; así, ayudá a tu salud y el medioambiente.
Por Anahí Acevedo (19 años)