Cargando...
Desde los aullidos de un perro cuando su dueño abandona la casa hasta los sonidos emitidos por aves para conversar entre sí, existen diversos sistemas de comunicación entre seres de una misma especie. La zoosemiótica es una rama de la ciencia encargada de analizar el intercambio de información entre los animales; a este campo de estudio se debe, por ejemplo, el conocimiento del peculiar lenguaje utilizado por los pulpos.
Según una publicación realizada por la Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad, una de las características más llamativas de los pulpos es su desarrollado sentido de la vista que, a su vez, constituye un medio de comunicación del animal con su entorno. A partir de estímulos visuales y de células de pigmentación controladas por el sistema nervioso central, estos animales cambian de color, de acuerdo a lo que perciben del exterior.
Por otra parte, es posible romper barreras taxonómicas y “hablar” con otros animales, aunque no de la misma forma que el Dr. Dolittle; de esta manera, el trinar de un ave no solo se traduce en deleite para las personas, sino que puede servir como guía en ocasiones específicas. Tal es el caso de un pájaro llamado Indicator indicator o “Indicador grande” que habita en Mozambique, África.
Según un artículo publicado en 2014 por la revista Science, una tribu africana mantiene habitualmente comunicación, a través de silbidos, con la mencionada especie. Los lugareños suelen proferir un sonido determinado, a modo de solicitar la ayuda del ave, la cual actúa de guía para que los humanos consigan miel.
Los cuadrúpedos no se quedan atrás en la escala de inteligencia y capacidad comunicativa. En este sentido, los perros representan al mejor amigo del humano y, por ello, son animales que se encuentran en constante relación con las personas.
La patóloga lingüística Christina Hunger, quien actualmente reside en California, demuestra con su cuenta de Instagram y su blog Hunger for words que la capacidad canina se encuentra por encima de lo pensado, ya que la profesional enseña palabras a su propia mascota, Stella. Christina coloca botones en el piso de su casa, los cuales emiten el sonido de distintas palabras como “agua”, “comida” y “cama” al ser presionados; así, Hunger enseña a Stella la relación existente entre estos vocablos y determinados objetos o situaciones.
La especialista publica los avances del experimento a través de las plataformas mencionadas y deja con la boca abierta a numerosos internautas, pues Stella ya es capaz de reconocer el sonido del auto de Jake, la pareja de su dueña, y presionar palabras como “dónde” y “querer” para expresar su deseo de ver al amo.
Tal vez, tu mascota tenga más cosas para decirte de las que pensás, pero una sacudida de cola y un lengüetazo ya son suficientes para demostrarte su amor.
Por Belén Cuevas (18 años)