Mente, talento y esfuerzo, antídotos para el nerviosismo

Un bailarín antes de su primer paso, un actor preparando su línea y un futbolista antes de lanzar un penal en el mundial, tienen algo en común: el nerviosismo. La responsabilidad de hacer las cosas bien suele jugarnos en contra, pero podemos evadir esta sensación.

La diferencia entre los artistas o deportistas profesionales y las estrellas, se basa en los tres máximos ingredientes: el talento, la mentalidad y el esfuerzo.
La diferencia entre los artistas o deportistas profesionales y las estrellas, se basa en los tres máximos ingredientes: el talento, la mentalidad y el esfuerzo.

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Antes de cualquier evento importante, con un público expectante, tenemos en el estómago ciertas sensaciones que nos recuerdan cada segundo los nervios que afloran en el interior. Ser protagonista de un acontecimiento, se traduce en poseer alguna habilidad; sea en el canto, en el baile, en la actuación o en el deporte, se debe tener talento para poder demostrarlo y que la gente presente vuelva a su casa contenta.

Las capacidades son muy importantes, es por ellas que se puede llegar muy lejos, incluso lograr que varias personas vayan a un lugar para verte desarrollarlas. Pero no queda atrás, a la hora de ser parte de un acontecimiento, algo que no todos tienen y que constituye la separación entre lo bueno y lo brillante: la mentalidad ganadora.

Metámonos en la cabeza de Tacuara Cardozo el día del penal contra España por copa del mundo, ¿qué estaría pensando? Tendría claro que poseía la capacidad de hacer el gol, también ya había practicado un montón de veces, pero el nerviosismo y la responsabilidad le jugaron una mala pasada.

La cabeza puede jugarnos en contra muchas veces, sin embargo, cuando dominamos la mente, se convierte en nuestra mayor aliada, un arma con la que se pueden conseguir los máximos objetivos. Estar nervioso antes de un evento es normal, porque todo lo que uno protagoniza conlleva cierta responsabilidad y, siendo el foco de atención, cualquier error será muy notable.

En nuestro país, el público suele ser pesado, las críticas se lanzan sin piedad ante alguna equivocación o llegan las risas cuando algo no sale bien. Sabiendo cómo es la gente en esta nación, el miedo a las críticas debe ser grande antes de cada acontecimiento.

El antídoto para los nervios y el temor es la seguridad; el tener confianza en uno mismo remueve del cuerpo cualquier signo de ansiedad; creer en la capacidad es una gran virtud, pues supone un mejor desempeño en todo lo que se realice, sin miedo al error. Conformarse con el talento nunca debe ser una opción, ya que mientras más se recurra a la práctica, más seguridad brotará dentro de uno mismo.

Una cantante muy capacitada, pero insegura o sin suficiente práctica, podría estar nerviosa antes de salir al escenario y, al ver las luces y al público, la voz le podría temblar y no presentar una actuación espectacular. A diferencia de esto, una artista renombrada como nuestra compatriota Andrea Valobra, segura de su talento, siempre sale a brillar y a demostrar que es una estrella en todos los escenarios y ante cualquier público.

La diferencia entre los artistas o deportistas profesionales y las estrellas, se basa en los tres máximos ingredientes: el talento, la mentalidad y el esfuerzo. Se puede tener más talento que práctica, más seguridad que esfuerzo o más práctica que talento, pero a alguien que brilla no le puede faltar ninguno.

Por Diego Benítez (19 años)

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