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Decir que, al dedicar algunas horas diarias a tu videojuego favorito, estás realizando una actividad deportiva con el control de la PlayStation es un sueño para cualquiera, principalmente, para los niños. Entrando en la categoría de e-sports, los videojuegos son considerados por muchos como un deporte; EE.UU y Alemania reconocen a los gamers profesionales como atletas y el Comité Olímpico Coreano ha concedido el rango de deporte olímpico a los juegos electrónicos.
De acuerdo a la Real Academia Española, el deporte es toda actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas. De esta manera, no siempre es necesario realizar una serie de ejercicios para considerarse atleta, ya que pasatiempos como el póker o el ajedrez están en la categoría de deportes.
Según datos del 2017 de la compañía de juegos Spil Games, más de 1.200 millones de personas en todo el mundo se entretienen con los videojuegos. Entre publicidades, patrocinios y contratos con marcas, siendo jugador profesional es posible ganar más del millón de dólares; este es el caso de Richard Tyler Blevin, quien afirmó en una entrevista para CNN que, solo en 2018, obtuvo cerca de USS 10 millones. El adolescente Tiago, de Buenos Aires, ganó 900 mil dólares en el campeonato mundial de “Fornite”.
Por otro lado, la OMS catalogó este año a la adicción por los videojuegos como un trastorno que provoca un deterioro a nivel personal, social y educativo a quien lo padece. No obstante, con el objetivo de fomentar la práctica de los deportes electrónicos, complementándola con los estudios, 80 universidades latinoamericanas se unieron a League of Legends, una de las competencias de gamers más conocidas del mundo, premiando con becas a los ganadores del torneo.
En nuestro país, afirmando que “los videojuegos representan una tendencia mundial y van en aumento”, el diputado Hugo Ramírez presentó un proyecto de ley que busca declarar a los juegos electrónicos como una actividad deportiva, fomentando su práctica. La normativa también pretende que la Secretaría Nacional de Deportes y la Secretaría Nacional de Turismo sean los organismos encargados de garantizar el cumplimiento de las reglamentaciones, en el caso de que las mismas sean aprobadas.
El licenciado en psicología clínica Édgar Duré afirma que un videojuego bien orientado puede ser considerado educativo, mientras contenga normas o ideas con objetivos específicos. “Los juegos electrónicos podrían contribuir a la agilización del cerebro del niño, logrando mejorías en su rendimiento, tanto intelectual como social”, expresa el especialista.
Igualmente, Duré resalta que, durante las horas frente a un videojuego, el niño debe ser controlado ya que, muchas veces, la percepción de su entorno puede verse alterada. Ante esta nueva realidad, entre juegos de disparos, competencias o razonamiento, ¿cambiarán los e-sports nuestra forma de ver el deporte?
Por Macarena Duarte (17 años)