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“Para adultos” es la clasificación que reciben los contenidos hentai, yaoi y yuri. Hentai, en japonés, significa perversión y abarca todo tipo de anime porno, aunque su expresión se usa más en el sentido heterosexual; el yuri hace alusión a las relaciones entre mujeres y el yaoi entre varones.
En nuestra realidad vemos que, a través de páginas piratas, niños y adolescentes se suman a los fanáticos de lo que representa lo contrario a una manera sana de entretenimiento. Este contenido para adultos es tendencia entre miles de otakus jóvenes.
Una de las primeras cuestiones que se desatan, al conocer la existencia del estos materiales, es la siguiente: ¿se considera pornografía a esta clase de anime? La definición de porno no solo abarca las grabaciones reales, ya que, de acuerdo a la Real Academia Española, todos los “espectáculos, textos o productos audiovisuales” representan contenidos estrictamente para mayores de edad.
Japón ya prohibió los polémicos videojuegos de “quien viola a más mujeres”. Sin embargo, la nación productora y exportadora de anime tiene una lista de tareas más larga para prevenir la violencia sexual.
Según una investigación realizada por Paul J. Wright, Robert Kotunaga y Ashley Kraus, para la revista “Journal of Comunication” de Oxford Academy, existe una relación entre el porno violento y los casos de agresión. En ese sentido, es preocupante que los contenidos relacionados con violencia sexual puedan estar presentes en esta clase de anime.
Al igual que la pornografía tradicional, el hentai presenta las relaciones sexuales de una manera distinta a la realidad. A esto sumamos que la accesibilidad a este tipo de anime es grande y que los adolescentes, en etapa de conocer el mundo de la sexualidad y genitalidad, pueden ser los mayores afectados.
El porno, en cualquiera de sus maneras, puede causar una adicción insana. Por ejemplo, en el libro “Your brain on porn” de Gary Wilson, se relata la experiencia de una mujer joven que mejoró su vida y experiencia sexual luego de salir de la adicción pornográfica.
El hentai tiene distintas facetas ya que este puede estar censurado o no, pero igual, en la mayoría de los casos, sigue siendo pornografía al buscar la excitación del público. Los chicos y chicas están expuestos a esta dependencia causada por páginas de animación para mayores y, mientras no se tomen medidas, los hentai, yuri y yaoi “enseñarán” educación sexual a los adolescentes.
Por Eliseo Báez (17 años)