Belleza perfecta, ideal femenino que preocupa, impone y cambia, según efímeras modas

¿En qué consiste la belleza de una mujer? Factores culturales, raciales, históricos y hasta geográficos determinan los criterios cambiantes de la moda. La búsqueda de la silueta perfecta ocasiona preocupación, dolor y hábitos insanos en millones de personas.

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El ideal del cuerpo perfecto puede convertirse en el desagradable intruso que se alimenta de la autoestima e invade las mentes de muchas chicas.
El ideal del cuerpo perfecto puede convertirse en el desagradable intruso que se alimenta de la autoestima e invade las mentes de muchas chicas.

“¿Qué es la belleza y dónde podemos encontrarla?” constituye la pregunta que, seguramente, sacudió el sueño y originó las noches de insomnio de muchos pensadores. Desde Platón hasta Santo Tomás de Aquino, este concepto abstracto, belleza, fue estudiado por muchos filósofos; no obstante, ante esta interrogante con tantas réplicas subjetivas, parece imposible obtener una respuesta homogénea.

Así pues, “la belleza está en los ojos de quien la mire”, afirmaba El Principito, un icónico personaje creado por el novelista Antoine de Saint-Exupéry, en respuesta a este enigma analizado por filósofos, psicólogos y sociólogos. Por otro lado, los atributos y los rasgos femeninos, desde tiempos inmemoriables, fueron musas principales de artistas y creativos.

A pesar de que no existe, concretamente, una sola descripción de lo que es hermoso, los ideales de belleza femenina, instaurados por influencia de la moda y la cultura, protagonizan la vida y la historia de muchas mujeres, desde hace miles de años. Silueta delgada, cintura estrecha, caderas anchas, piel pálida y muchos otros rasgos como el clásico 90-60-90, que varían de acuerdo a cada país, constituyen los requisitos que la chicas deben cumplir para ser consideradas actractivas.

Más que un simple estereotipo, el ideal del cuerpo perfecto puede convertirse en el desagradable intruso que se alimenta de la autoestima e invade las mentes de muchas chicas. Con frecuencia, quienes no tienen una apariencia que encaje con los mandatos de belleza son hostigadas con burlas y críticas.

Las mujeres que cumplen roles públicos, como artistas y modelos, son las más frecuentes víctimas de ciberbullying, pues una sola foto desfavorecedora, que revele los “defectos” en el físico de las celebridades, es suficiente para que muchos internautas las condenen y humillen. Así pues, un claro ejemplo de este mal de la era digital es el caso de la cantante Camila Cabello que, en estos días, tras la publicación de unas fotografías suyas en traje de baño, recibió críticas de medios de prensa y twitteros por “su celulitis y grasita de más”.

EL CUERPO “PERFECTO” A TRAVÉS DE LA HISTORIA

Lejos de ser rígidos y estáticos, los dogmas de belleza varían de acuerdo al contexto histórico y cultural. Así pues, según el portal de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, para ser consideradas atractivas, durante la antigua Grecia, las mujeres debían ser robustas, con ojos grandes, nariz afilada, mejillas y mentón ovalados, cabello ondulado y senos pequeños.

Lejos de ser rígidos y estáticos, los dogmas de belleza varían de acuerdo al contexto histórico y cultural.
Lejos de ser rígidos y estáticos, los dogmas de belleza varían de acuerdo al contexto histórico y cultural.

En cambio, durante el Renacimiento italiano, tener un estómago relleno, piernas anchas y senos grandes constituían los ingredientes indispensables para poseer una apariencia ideal, pues lucir bien alimentada era signo de salud y estatus social, ya que ser delgada era la característica de una persona de escasos recursos. Por otro lado, el rasgo que representa un parámetro de atractivo físico y buen pasar económico en China, hasta la actualidad, es la piel tersa y pálida, pues anteriormente la gente de la clase obrera, que trabajaban bajo el sol, adquiría un tono de piel pajizo.

En la década de los cincuenta, la francesa Brigitte Bardot, la británica Audrey Hepburn y la estadounidense Marilyn Monroe representaban los máximos ideales de belleza. Durante esa época, una mujer, para ser hermosa, debía ser rubia, tener labios carnosos, un cuerpo voluptuoso, extrema sensualidad y mucha femineidad.

Actualmente, vivimos en la “era de las cirugías plásticas”, pues de acuerdo a datos de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética, este tipo de procedimientos aumentó en una media del 30 % durante 2015 y 2016, a nivel mundial. Así pues, los glúteos grandes, caderas anchas, cintura pequeña y labios carnosos son algunas de las características físicas anheladas por muchas, que se masificaron por influencia de celebridades como la estadounidense Kylie Jenner y pueden conseguirse a través del bisturí.

PARA SER BELLA, HAY QUE VER ESTRELLAS

Incómodos tacones, dietas restrictivas, intensas rutinas de ejercicio y riesgosas cirugías plásticas son algunos de los métodos utilizados por muchas mujeres que, influenciadas por los dogmas de belleza, persiguen el objetivo de tener un cuerpo ideal, aunque estos procedimientos les hagan “ver estrellas” y dañen su integridad. No obstante, en algunos casos, estos procedimientos, lejos de significar un simple capricho femenino, son una imposición social.

El método de “los pies flor de loto” constituía una práctica de belleza que
tenía el objetivo de reducir el tamaño de las plantas de los pies.
El método de “los pies flor de loto” constituía una práctica de belleza que tenía el objetivo de reducir el tamaño de las plantas de los pies.

En China, el método de “los pies flor de loto”, según un reportaje del CNN, constituía una práctica de belleza que, durante siglos, significó el sufrimiento de millones de mujeres de este país asiático y tenía el objetivo de reducir el tamaño de las plantas de los pies. En este procedimiento, quebraban el arco y los dedos del pie de las pequeñas, cuando apenas cumplían los 4 años de edad, luego presionaban la lesión con una tabla y la envolvían con una seda, objetos que acompañaban a las chicas hasta la adolescencia, cuando por fin el moldeado concluía.

Por otro lado, la obsesión por lucir un cuerpo delgado, con frecuencia, lleva a varias mujeres a poner en riesgo su salud. La “dieta de la lombriz solitaria”, según publicaciones de Infobae, se puso de moda a principios de 1900 y consistía en ingerír huevos de lombriz solitaria, los que llegaban a la madurez en los intestinos y absorbían todos los alimentos consumidos.

Cuando los kilos de más desaparecían, las personas que aplicaban esta dieta extrema debían tomar unos medicamentos para eliminar al parásito; con frecuencia, las carencias nutricionales ocasionadas por este peculiar método podían provocar problemas visuales, meningitis, epilepsia y demencia, de acuerdo al portal de noticias. Las dietas extremas, en lugar de mermar, se diversificaron con el trascurso del tiempo y con el Internet, hoy en día, están a un simple clic de distancia.

LA DICTADURA DE LAS MEDIDAS PERFECTAS

Con la frase “no volveré a quitarme la ropa por una causa vacía”, Adriana Lima, una exmodelo de la marca de lencería Victoria’s Secret, mostró su postura hacia los estereotipos de belleza femeninos, instaurados por la industria de la moda. A fines del año pasado, la exangelita colgó las alas y, antes de despedirse, arrojó unas fuertes palabras, que atravesaron como lanzas a la opinión pública.

Adriana admitió que, en más de una ocasión, su trabajo como modelo le hizo sentir una fuerte presión sobre su físico y, por este motivo, todos los días despertaba preocupada por su aspecto. “Estoy cansada de las imposiciones. No es justo para nosotras, pues es insana, física y mentalmente, la manera en que la sociedad nos impone cómo debemos ser, cómo debemos comportarnos y cómo debemos estar físicamente”, dijo la supermodelo.

La sexualización y delgadez extrema de las figuras de esta empresa constituyen los principales cuestionamientos que los internautas realizan a la firma estadounidense. El año pasado, un rechazo frontal a incorporar modelos transexuales y de tallas grandes a las pasarelas de Victoria’s Secret, desató un tornado de críticas hacia la marca que, contradictoriamente, esta semana presentó a la nueva angelita Valentina Sampaio, la primera persona trans que es imagen de la compañía. La marca de lencería confirmó, en estos días, que este año no realizarán el tradicional desfile de las angelitas.

Ya sea por un cambio de paradigmas o por efecto de las duras criticas, el show de Victoria’s Secret del año pasado tuvo el menor número de espectadores en toda la historia de la empresa, ya que solo 3.3 millones de personas vieron la transmisión del espectáculo, mientras que años anteriores esta cifra llegaba a los 10 millones.

UN CAMBIO DE PARADIGMA DIRIGIDO A LA INCLUSIÓN

“La moda no inventa nada, sino que interpreta lo que sucede en la sociedad”, afirma Tote Pascual.
“La moda no inventa nada, sino que interpreta lo que sucede en la sociedad”, afirma Tote Pascual.

“La moda no inventa nada, sino que interpreta lo que sucede en la sociedad”, afirma Tote Pascual, quien es propietario de la peluquería “Raio Bemba”. Por este motivo, el estilista manifiesta que la inclusión de personas trans y mujeres de talla grande, en la industria de la belleza, responde a un cambio de paradigmas de la sociedad.

“La sociedad debe evolucionar, integrando y aceptando definitivamente a las minorías como parte de ella, luego de eso la industria de la belleza va a responder de la misma forma”, dice Tote. Asimismo, el barbero considera que “la moda se está volviendo más elástica”, pues hoy los estilistas y diseñadores buscan jugar con los rasgos naturales de sus clientes.

Así pues, el peluquero menciona que existen nuevas tendencias como los rulos naturales y las canas en las mujeres. Además, Tote reconoce que varios de los paradigmas de belleza, impuestos por la industria de la moda, afectan negativamente la autopercepción de muchas chicas: “los ideales físicos condicionan la autoestima de las personas y, en general, afectan el relacionamiento con su entorno”, manifiesta el estilista.

LA MODA QUE INCOMODA

La moda representa una imposición y, por eso, genera incomodidad, según afirma Humberto Yamil, dueño de una agencia de modelos que lleva su nombre. “La moda no pregunta si te sentís bien o no, simplemente dice lo que tenés que usar y cómo debés verte”, menciona el agente.

“La moda tiene la capacidad de ser un discurso político”, señala Humberto Yamil.
“La moda tiene la capacidad de ser un discurso político”, señala Humberto Yamil.

Igualmente, el mundo de las pasarelas y tendencias puede generar incomodidad por el hecho de que, a través de fotografias, diseños y looks, se puede trasmitir un mensaje transgresor: “La moda tiene la capacidad de ser un discurso político”, señala Yamil. En ese sentido, la agencia de Humberto es la primera en el país que cuenta con la presencia de una modelo trans.

“En la moda de alta costura, suelen decir que la elegancia se va para arriba, no para los costados”, dice Humberto, quien considera que la presencia de figuras excesivamente estilizadas en las pasarelas responde a una decisión personal del diseñador. Sin embargo, el agente de modelos considera que este parámetro de delgadez limita a los creativos, pues existe una infinidad de modelos con apariencias distinas y condiciones diversas, que podrían aportar a la estética del show.

Por otro lado, Humberto manifiesta que, como agencia, deciden no realizar castings abiertos, pues muchos aspirantes a modelos son adolescentes y las audiciones fomentan la comparación entre postulantes a ser imagen de marcas y diseñadores. “Este proceso de selección genera una competencia poco saludable y expone a los candidatos entre sí”, señala Yamil.

“En el país, hay agencias que, cuando las chicas van a hacer una audición, dicen cosas como ‘tenés que bajar cinco kilos porque estás gorda’ y, me pregunto, cómo es posible que hagan algo así. Esta actitud es muy irresponsable porque estoy seguro que ninguno de los managers es nutricionista; además, los organizadores tratan con adolescentes que están en pleno desarrollo y no conocen las consecuencias que podrían tener estas palabras”, manifesta Humberto.

Si para ser bella necesitás tener curvas y sabés que dentro de un tiempo los parámetros se transformarán, ¿de verdad estás dispuesta a arriesgar tu integridad en pos de un ideal tan vacío y cambiante?

Reportaje de Agustina Vallena (19 años)

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