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Típico: mirando el techo, mientras estás acostado en tu cama, el chip de los reproches se activa, te ponés a pensar en los tropezones que tuviste durante el día y el arrepentimiento invade tu cabeza, tomando forma de un “si hubiera...”. A causa de este impostor, te diluís en críticas hacia vos mismo que, como unas agujas, perforan de a poquito tu corazón y te impiden descansar en paz.
El miedo al fracaso se expande entre nosotros como un virus y su arma de propagación se disfraza de consejos que nadie pidió, por parte de gente negativa. Así pues, es probable que al intentar ascender por la escalera del éxito y procurar hacer cosas nuevas, algunas personas nos tiren del pie y, con sus comentarios desalentadores, impidan que avancemos.
Con frecuencia, la preocupación por el qué dirán es la madre del temor al fracaso, pues los comentarios de la gente acerca de nuestros errores tienen la capacidad de paralizarnos y, como unas ataduras que nos mantienen dóciles y quietos, nos impiden salir de la zona de confort. Por lo tanto, iniciar ese emprendimiento que tanto anhelás, declarar tu amor a tu crush o cambiarte de carrera para encontrar tu verdadera vocación constituyen grandes desafíos que requieren de mucha valentía.
Por otro lado, para muchos, el dinero y la abundancia son sinónimos de la palabra éxito, ya que en búsqueda de la realización personal, algunos tratan de rellenar huecos internos con cosas materiales. Sin embargo, bien sabemos que no todo lo que brilla es oro y, en este contexto, el resplandor de la riqueza y el lujo no representan una excepción, pues todos conocemos a alguien que tiene los bolsillos llenos, pero el corazón vacío.
Otros confunden el éxito con el poder, pero se llenan de insatisfacción cuando alcanzan la cima y se dan cuenta de que están completamente solos. En una sociedad que mide el triunfo con monedas y billetes, muchas veces, las personas que tienen aspiraciones distintas a acumular riquezas son vistas como unos fracasados.
Por estos motivos, muchos jóvenes paralizados por el temor a fallar se privan de llegar hasta la azotea del glorioso edificio llamado “realización personal”. Asimismo, la mente puede volverse el gran enemigo de los que desean encontrar el éxito, pues los pensamientos negativos son el primer paso para dirigirse al fracaso.
Lejos de ser nuestro rival, el fracaso no es más que un peldaño que nos permite alcanzar el triunfo. No te des por vencido antes de intentar pues, al fin y al cabo, entrar al callejón sin salida de una equivocación nos obliga a buscar rumbos alternativos, explorar nuevas posibilidades y aprender qué caminos evadir en el futuro.
Cuando el temor a equivocarte impida que luches por tus sueños, acordate de que esta es tu única oportunidad de ser feliz, ya que la vida es una sola y no sabemos con certeza hasta cuándo tendremos la dicha de existir. Ya lo dijo el creador de Apple, Steve Jobs, durante su famoso discurso en la Universidad de Stanford: “Recordar que vas a morir es la mejor forma de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder, pues ya estás desnudo y no hay razón para no seguir tu corazón”.
Por Agustina Vallena (19 años)