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El olor a lluvia se origina a partir de la liberación de compuestos químicos volátiles en el suelo después de la lluvia. La geosmina y el ácido gólico son dos de los compuestos responsables de este agradable aroma, junto con el ozono generado por los rayos.
Nuestra capacidad para percibir y disfrutar este olor puede variar entre las personas debido a factores genéticos y experiencias individuales. En última instancia, el olor a lluvia es una sensación olfativa única y agradable que nos conecta con la naturaleza y evoca diferentes emociones en cada uno de nosotros.
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¿Cómo se llama el olor a lluvia?
En realidad, sí existe una palabra que se utiliza para describir ese olor a lluvia. El término “petricor” fue acuñado por dos científicos australianos en 1964, proveniente de la combinación de las palabras “piedra” (petra en griego) e “olor” (ikor en griego). El petricor se refiere al olor que se produce cuando la lluvia golpea el suelo seco y libera compuestos químicos volátiles en el aire.
El origen del “olor a lluvia”
El olor a lluvia o petricor se origina a partir de una mezcla de compuestos químicos que se encuentran en la tierra y en el aire. Cuando la lluvia cae, especialmente después de un período seco, las gotas impactan sobre el suelo, liberando compuestos químicos volátiles que ascienden hacia la atmósfera. Entre estos compuestos se encuentran:
- Geosmina: es un compuesto orgánico producido por bacterias del suelo y ciertos tipos de algas. El olor a tierra mojada se debe principalmente a la geosmina.
- Ácido gólico: es un ácido orgánico que se forma a partir de los aceites esenciales liberados por las plantas al ser mojadas por la lluvia. Contribuye a darle un aroma especial al petricor.
- Ozonas: los relámpagos que suelen acompañar a las tormentas generan ozono, un gas que también contribuye al olor característico.
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Nuestra percepción del olor a lluvia
La capacidad de percibir y disfrutar el olor a lluvia puede variar entre las personas. Algunas personas pueden ser más sensibles a ciertos olores debido a factores genéticos o ambientales. Además, la experiencia personal y los recuerdos asociados con la lluvia pueden influir en cómo interpretamos y disfrutamos ese olor.
Algunos estudios sugieren que la respuesta positiva a este olor puede estar relacionada con la evolución humana. Desde los primeros tiempos de nuestros antepasados, el olor a lluvia fresca indicaba que había agua disponible, lo cual era vital para la supervivencia. Por lo tanto, podría ser una respuesta biológica que asociamos con la seguridad y la vitalidad.
Olor a lluvia: ¿qué dice la RAE sobre el nombre?
Según la Real Academia Española (RAE) aunque en español no había una voz específica con tradición de uso, recientemente se documenta el uso de «petricor», adaptación del inglés «petrichor» (creado en 1964, según el «Oxford English Dictionary»).