En los medios de comunicación no es raro encontrar frases en las que se emplea “asonada” para la mera acción de reemplazar un Gobierno por otro con medios violentos: “La asonada llegó tras un amotinamiento de militares” o “La intentona de asonada fue planeada por militares y personas fuera del establecimiento militar”.
Según señala el diccionario académico, una “asonada” es una ‘reunión tumultuaria y violenta para conseguir algún fin, por lo común político’, lo que implica la presencia de una multitud que causa desórdenes públicos.
Por otra parte, un “golpe de Estado” es una ‘actuación violenta y rápida, generalmente por fuerzas militares o rebeldes, por la que un grupo determinado se apodera o intenta apoderarse de los resortes del gobierno de un Estado, desplazando a las autoridades existentes’. No tiene por qué ir acompañado de tumultos y puede ser una acción llevada a cabo por un grupo reducido de personas.
Aunque los golpes de Estado van muy a menudo asociados a asonadas, son acciones que, en su propósito y en su desarrollo, suelen ser distintas, por lo que no es recomendable identificarlas, como corrobora el “Diccionario panhispánico del español jurídico”. En particular, cuando en una noticia se quiere aludir con más precisión al hecho de que un Gobierno fue derrocado, con independencia de los medios empleados, lo adecuado es “golpe de Estado”.
Así, en el primer ejemplo, “asonada” se aplicaría al amotinamiento previo al golpe, no al golpe en sí, mientras que el segundo pertenece a una noticia en la que solo se proyectó un golpe de Estado, sin llegar a comenzar su ejecución. Por ello, lo adecuado habría sido “El golpe de Estado llegó tras un amotinamiento de militares” y “La intentona de golpe de Estado fue planeada por militares y personas fuera del establecimiento militar”.
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