En memoria de Gerardo Arroyo

Mientras el guitarrista Malcolm Young, del grupo AC/DC, ocupó todos los medios por su fallecimiento el 18/11, nuestro compatriota Gerardo Arroyo Ramírez que murió al día siguiente, no tuvo espacio donde los cronistas pudieran exponer su prolífica labor.

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Está visto que en el presente un artista paraguayo no figura “ni a los premios” en los medios. Por imperio de los estereotipos impuestos, pasaron a ser inventores de cabotaje. Ni siquiera tiene lugar para unas exequias o para una evocación detallada de su fecunda labor por el país y su gente.

Ese es el criterio fofo de los seudoprofesionales del periodismo actual de nuestro país, practicantes de la antipatria, de la extranjerización y de la transculturación de la república. Las páginas de Arte y Espectáculo y el Suplemento Cultural, cada vez tiene menos sentido. Son escaparates para la invasión foránea, ajenas a nuestra idiosincrasia y al modo de vivir de los paraguayos.

Sopretexto del “nuevo orden” mundial, de la universalidad del arte o la cultura y de la estandarización de la creatividad humana, manosean espacios, esgrimen justificativos traídos de los pelos y cercenan costumbres ancestrales de la comunidad. Por eso, cualquier material preparado para su difusión, cae en el vació por la insustancialidad, hueco en contenido.

Estos son los periodistas de hoy que manejan las páginas de los diarios impresos a su antojo, segregando, rehusando, minimizando e ignorando a los ilustres del arte de esta nación. Y los jefes o directores no intervienen ante semejante anarquía, manipulación y atropello a la cultura nacional.

Encima se molestan ante los reclamos y reaccionan condenando a los protestones de “fanáticos”, “patrioteros” o “chauvinistas” para salvaguardar su ejido y su claque particular, defendiendo sus intereses subterráneos… ¡Vaya despropósito!…

En consecuencia, ante la realidad infausta de los medios modernos de comunicación que maniobran, filtran, censuran y evitan información, vaya este sencillo homenaje a un gran compositor que tuvo como causa de vida a su propio país y que en su oportunidad fuera galardonado por el Ministerio de Educación y Culto con el premio a la “Mejor Composición Musical”.

El maestro Gerardo Arroyo Ramírez (08-12-1924//19-11-2017), falleció en Formosa-Argentina a días de cumplir 93 años. Intérprete y compositor de música paraguaya, era el último de los Arroyo vivo.

Proviene de una familia pueblerina del interior cuyo contacto permanente con músicos populares, despertó en él su vocación por la música nacional. Desde muy joven integró diversos conjuntos como el trío “Los Hijos de la Selva” junto a su hermano Esteban y el arpista Cristino Báez Monges, más tarde llamado “Los Trovadores Guaireños”.

En 1948, todos estos “trovadores” formaron parte de “Las Voces de América”, siempre con su hermano Esteban y Báez Monges, sumándose al grupo el uruguayo Aníbal Sampayo. Actuaron en la confitería que Arsenio Erico tenía en Asunción y posteriormente fueron designados embajadores culturales del gobierno paraguayo para realizar giras por los países limítrofes.

Se presentaron en ZP1 Radio Nacional de Asunción y ZP5 de Encarnación (Paraguay); en Radio Tupí de San Pablo, en Radio Gaucha y Farroupila de Porto Alegre, en la inauguración de la TV Tupi en Río de Janeiro (Brasil); en las ciudades de La Paz y Cochabamba (Bolivia) y en distintos festivales de música folklórica sudamericana.

Ulteriormente, ya con la presencia efectiva del hermano Ramón, formaron el afamado trío “Los Hermanos Arroyo”. Tiene compuestas más de 100 melodías y algunas de ellas muy connotadas que forman parte del repertorio nacional. Su obra de mayor difusión es la guarania “Ensueño de claro lunar”, en coautoría con Cirilo R. Zayas y que en el 2004 fuera premiada por el MEC.

Gerardo había nacido en la compañía Yvy Pohýi, un poblado asentado a orillas del Lago Ypoa. Luego, toda la familia se trasladó a Villa Oliva, Ñe’embuku, para posteriormente mudarse a Isla Sakã, Yegros-Ka’asapa, de donde su madre era oriunda. Aquí, la residente Teresa Dietrich, descendientes de alemanes, fue la musa inspiradora de tan bonita melodía.

Después de recorrer el continente, se arraigó por 20 años entre Caracas y Buenos Aires durante los 35 años de dictadura, volviendo definitivamente al país en 1994 para radicarse en Villa Elisa. Decidió un largo exilio durante la dictadura stroessnerista, para no alinearse a la “tropa kele’e” del tirano. Esta determinación fortaleció su espíritu de compositor comprometido con las causas nobles de su pueblo.

TESTIMONIOS: a) El afamado arpista Cristino Báez Monges narró su paso artístico con Los Hermanos Arroyo: “Pensando ganar más dinero con mi arte, me uní a Los Hermanos Arroyo (Esteban, Gerardo y más tarde Ramón). Actuamos sin cesar, recorrimos los pueblos de la línea férrea hasta Encarnación, incluso pasamos a Posadas donde tuvimos mucho éxito. Como era insuficiente lo que ganábamos de noche con la música, de día trabajábamos en albañilería. Seguí con los Arroyo por mucho tiempo, recorrimos todo el interior del país, eso lo hicimos por 12 a 13 años aproximadamente. En 1946, llegamos a Asunción y debutamos en una radio, no recuerdo bien si fue Stentor o Teleco, siempre nos acompañaba Iris Fabián Acuña, quien era el animador del conjunto. Después de cumplir mi servicio militar obligatorio, ampliamos nuestras giras y en 1948 salimos por segunda vez, llegando ya al Río de la Plata, incluso pasamos al Brasil. Trabajamos en la Argentina unos 5 años, grabamos discos en Buenos Aires y actuamos en vivo en Radio LR4 Splendid en un programa llamado ‘Vinos y Vinagre Alcázar’, dirigido por el paraguayo Carlos Barciela. Concluido nuestro exitoso ciclo por el exterior, en 1953 decidimos que cada uno siga su propio camino”. Aclaramos que otros arpistas también formaron parte -ocasionalmente- del conjunto Los Hermanos Arroyo, entre ellos citamos a Luis Bordón y Abel Sánchez Giménez.

b) En el recuento de su vida artística, el célebre autor y compositor charrúa Aníbal Sampayo recordó: “Sería muy extenso relatarles todo mi peregrinar por el Paraguay, al que le debo tantos hermosos días de mi juventud y de mi música. Allí aprendí a entrelazar los primeros arpegios, en el telar armonioso del arpa. Muchachos campesinos y más tarde, famosos artistas, fueron mis primeros maestros de arpa, entre los que se cuenta a Cristino Báez Monges, Ramón Giménez, Luis Bordón, seguidores todos ellos de la luminosa brecha que abrieran Félix Pérez Cardozo, los hermanos Villamayor, Quintín Irala, Prudencio Giménez y otros. Guardo mi mayor recuerdo para los hermanos Arroyo, con quienes surcamos ese mundo verde, cubierto de multicolores mariposas, mainumby, koatî, lampalagua, carpincho y jaguarete. Y sobre todo, para esa gente sencilla y hospitalaria, dulce como su idioma nativo y alegre como una galopa en la noche de un pueblo pobre”.

En apretada síntesis, exponemos algunas de sus composiciones: 01- Che nde rayhuha (su primera obra); 02- Ensueño de claro lunar; 03- Canto bohemio; 04- Nde ára harohory; 05- Selva argentina; 06- Che retãme purahéi; 07- Ocaso y canción; 08- Mi pena y tú; 09- Una canción que hable de ti; 10- Aurora y ocaso; 11- Mandu’arã; 12- Che yvotymi; 13- Che retã rayhúgui; 14- Kuñami juky; 15- Mi sueño perdido; 16- Niña bella; 17- Nostalgia en mi soledad; 18- Yo nací en Asunción; 19- Aiko reheka; 20- Ternura para una canción; 21- Guitarra campesina; 22- No son como tú; 23- Angustia de soledad y; 24- Niño de la calle.

La obra “Ensueño de claro lunar”, fue grabada por los siguientes intérpretes: 01- Los 3 Sudamericanos; 02- Luis Alberto del Parana; 03- Cachito Vargas y Orquesta; 04- Raúl Araña-Rey Cáceres; 05- Martín Leguizamón; 06- Los Hermanos Gamarra; 07- Azucena Bobadilla; 08- Samuel Aguayo; 09- Betty Figueredo; 10- Alberto Vera; 11- Juan Castillo; 12- Trío Cristal; 13- Franquito y; 14- Yvera.

También debemos recordar que Gerardo Arroyo es autor de “Armonización Musical”, un método desarrollado para implementar la sanación (cura) por medio de la música, con textos y melodías de su autoría, escrita en Venezuela en 1984 y grabada en Corrientes-Argentina en 1985 por la orquesta del Mº Herminio Giménez.

 

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