Cargando...
El espíritu de los constitucionalistas fue noble en el contexto de que los abogados independientes pasaron a tener dos representantes; el Congreso Nacional, otros dos (Diputados y Senadores); el Ejecutivo a uno; las facultades de Derecho a dos (una por la Nacional y otro por una privada) y Corte Suprema de Justicia a uno .
Mientras que el Jurado de Enjuiciamiento pasaba a contar con cuatro representantes del Congreso, dos de la Corte Suprema y dos del Consejo de la Magistratura.
Pero el espíritu se pervirtió. En el Consejo los abogados llegan luego de elecciones de tinte partidarios, apoyados por los diversos sectores políticos, sobre todo del Partido Colorado. Luego deben responder a sus adherentes y colocarlos en ternas para que tengan la posibilidad de acceder a la Justicia. Casi lo mismo ocurre con los representantes de las facultades de Derecho.
El Ejecutivo se interesa solo cuando son cargos relevantes como Corte Suprema, fiscalía general del Estado, Defensoría General o últimamente fiscalía adjunta.
Mientras que en el Jurado la cosa se vuelve peor puesto que el Congreso, al contar con cuatro representantes, predomina con las decisiones de tinte particular.
Por años ha ocurrido esto. El poder de turno se adueñó de esas instituciones y lo sufrieron en su momento, por citar ejemplos, los entonces fiscales Alejandro Nissen y Eduardo Petta.
El sistema de perversión quedó al descubierto con el caso de los audios filtrados que tuvo como principal protagonista a Óscar González Daher.
Pese al escándalo que generó esto, los chats filtrados del exdiputado Eulalio “Lalo” Gómez, que se conocieron durante la semana, demuestran que el sistema sigue tan vigente. El operador de turno fue el hasta ayer diputado Orlando Arévalo, que al igual que Óscar González Daher llegó a ser presidente del JEM.
Los chats demuestran además que fiscales y jueces se rinden ante los políticos poderosos.
Pero todo esto ya se sabía y no sorprende a quienes están en el ámbito de la justicia.
Esto tal vez explica la falta de reacción de la Asociación de Magistrados, la Asociación de Jueces y la Asociación de Agentes Fiscales.
Mientras los hombres y mujeres que ocupan la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía General del Estado no se pongan los pantalones largos para proteger a los magistrados honestos y sabios, esto va a seguir.
Desde la cabeza se deben enviar señales claras de cambios y no meros discursos de transparencia que caen en saco roto.
Urge una autodepuración en el sistema judicial que debe empezar ya.
Los mejores deben tener cabida para que llegue el anhelado cambio. Eso implica elegir a quienes muestran una formación jurídica relevante y una probada honestidad.
Implica dejar de lado a aquellos magistrados que con sus acciones crean manto de dudas y sospechas sobre la majestad de la Justicia.