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El sujeto estaba bajo custodia, por lo que la responsabilidad del gobierno de Gustavo Petro, globalista, es directa y no tiene atenuante alguno, considerando la importancia del caso: Alguien, en el gobierno de Petro, permitió que esto sucediera, cuando no debió suceder bajo ninguna circunstancia.
Esto me lleva a Jack Ruby, quien asesinó a Lee Harvey Oswald el 24 de noviembre de 1963, dos días después de que Oswald asesinara al presidente John Kennedy el 22 de noviembre.
Oliver Stone, famoso director de cine y documentalista, expuso una teoría, en “JFK”, de 1992, sustentada por el fiscal Jim Garrison, que es muy didáctica pero que no voy a usar aquí porque el tema es Correa.
El asesinato de Oswald fue, pues, una “quema de archivo” cuyo éxito dura hasta hoy, pues el gobierno norteamericano se niega a desclasificar los archivos relevantes hasta este mismo día, pretendiendo que se crea el “informe Warren”, uno de los más escandalosos encubrimientos de la Historia y algunos otros estudios oficiales que tuvieron el mismo objetivo.
Los encubrimientos (“cover ups”) no son, mayormente, prácticas privadas. Generalmente son políticas públicas y por eso estoy recordando a Ruby y a Oswald: Ruby impidió que se conozca la verdad del asesinato de Kennedy eliminando a su autor, pero el gobierno puso los archivos relevantes bajo secreto y lo registra incluso Wikipedia, que descalifica lo que denomina “teorías de la conspiración” a casi todo lo que se aparte de lo “políticamente correcto”, al señalar que aún se guarda bajo secreto al menos un uno por ciento de la documentación del caso “por motivos de seguridad nacional”.
Correa Galeano fue entrevistado varias veces por el Ministerio Público colombiano y dijo, en esas varias entrevistas, una cosa de manera consistente. Luego, durante la etapa posterior de su proceso, pero tras recibir visitas que nunca bien explicadas, dijo otra cosa. Ahora ya nunca sabremos la verdad.
Y aquí es donde entra la “narrativa”, el “relato”, para reemplazar a la verdad, exactamente como en el caso Kennedy, en el que su sucesor, Lyndon Johnson, por tomar un ejemplo solamente, nunca aclaró que él tenía información precisa, que le proporcionó el director del FBI, Edgar Hoover, de que Oswald no estuvo en la embajada soviética en México como se hizo creer en ese momento.
La “narrativa” fue que “los comunistas mataron a Kennedy”. Muy conveniente para sostener la “Guerra Fría”. Con Correa ya está ocurriendo lo mismísimo, lamentablemente.
El globalista Petro tiene toda la culpa, aunque pretendan encubrirlo con cien “informes Warren”.