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En casi 12 meses de existencia, la Vocería de Gobierno no mejoró ni la comunicación de Presidencia para afuera, ni el vínculo con la prensa y mucho menos aclaró las preguntas que desde esta surgían. Hoy eso explota en la salida de la titular del cargo, no sin antes lanzar un misil teledirigido contra las autoridades del Mitic (otro ente dedicado a la comunicación de gobierno) y dejarnos en claro que la comunicación es un problema para afuera y para adentro.
La Vocería tenía rango ministerial y se exponía con una aparente nueva dinámica, pero al final era solamente otro grupo de WhatsApp más de los tantos en los que estamos periodistas para agilizar la tarea de fotos, videos y audios referentes al tema de dicho grupo. Hoy, en el cambio de nombres, quien se desempeñaba como encargado de comunicación de Presidencia asume el cargo llevando a la par su otra tarea y para completar es anexado al Mitic.
Vocería, Ministerio de Comunicaciones, Dirección de Comunicaciones; tres cargos, tres presupuestos, tres equipos para “comunicar mejor” lo que hace el Ejecutivo. ¿Hace falta tanto? ¿Es necesario tener tres roles para lo mismo? La respuesta con la bomba de una a otra y la posterior fusión entre todas es que no. Y para peor, ya no tiene rango ministerial. Es decir, la Vocería no sirve, no sirvió y no va a servir.
Tampoco fue innovador, ya que tradicionalmente el rol era una de las tareas del jefe de gabinete. Miguel López Perito, Juan Carlos López Moreira o Juan Ernesto Villamayor eran algunos que, en medio de su día laboral, debían salir una vez al día a recibir la avalancha de preguntas de la prensa. Y no había Mitic, no había Vocería y la Dircom estaba apenas comenzando como tal.
Ahora las cosas vuelven al punto cero, sin avances, sin mejoras en la imagen, pero con más quilombos para Santiago Peña y, sobre todo, con la percepción más afectada aún.
Acá es la parte en donde debería plantear una solución al problema como todo analista del aire, pero tampoco la tengo. Simplemente, espero que se sinceren y dejen de agrandar una estructura que no necesita. Eso implica presupuesto y hablando de presupuestos, en los hospitales públicos siguen faltando medicamentos. Todavía no estamos mejor.