Cerrando ciclos

Si hay dos palabras que se repiten mucho en estos días deben ser “cerrar ciclos”, y tal vez sea por la necesidad que sentimos los seres humanos de avanzar a pesar de todo lo que ocurre a nuestro alrededor y que nos ataja, o nos impide seguir adelante.

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A estas alturas del año que se va despidiendo, con sus aciertos y errores, todos vivimos momentos en los que creemos que es tiempo de dejar atrás lo negativo y aguardar la cuenta regresiva del próximo año con mucha esperanza, esa esperanza que para los creyentes confiamos que comenzó con la Navidad.

El fin del año que termina es propicio para el análisis retrospectivo que nos lleve a reconocer lo que podríamos mejorar, (porque nadie es más culpable de nuestros errores que nosotros mismos). Es el momento de poner en palabras todo lo que vivimos, lo que sin duda podría abarcar mucho, pero se vuelve totalmente necesario.

Todo esto implica dejar atrás tal vez lo mucho que pudo dañarnos, o también sirve hacernos el compromiso de seguir adelante por nuestros seres más queridos y por nosotros mismos. Los humanos tenemos esa mala costumbre de tratar de dejar atrás asuntos sin superarlos, ponerlos bajo la alfombra hasta que se noten. Hay muchos ejemplos que podrían destacarse, aun de la vida pública de muchos personajes, de la propia justicia y de los gobernantes de nuestro país.

Es el momento de cerrar ciclos, aunque eso no signifique impunidad. Es decir, superar adversidades y seguir no significa olvidar, porque estaríamos destinados a volver a sufrir lo mismo. Es ahí cuando se hace necesaria la memoria histórica que nos puede indicar que ya hemos transitado ese largo y sinuoso camino que solo lleva a las lamentaciones y todo lo que podríamos evitar si lo recordamos.

Este fin de año quiero levantar una copa por los jóvenes que nos demuestran con esperanza que se pueden cumplir los sueños, por los niños que nos llenan de alegrías y verdades sin filtros en cada espacio que les permitimos compartir con nosotros y por todos los paraguayos que sin importar la edad, se siguen manteniendo dignos día a día ante la terrible indiferencia de los que aseguraban que todo iba a estar mejor, y solo ellos lo lograron.

Es por eso que quiero brindar por un Paraguay con esperanza y fe en las personas que sí pueden realizar cambios desde todos los ámbitos, que no se dejaron guiar porque “las cosas siempre fueron así y siempre lo serán”. Brindo por esas personas, necesarias en nuestra vida, que nos inspiran a apuntar más arriba y se alejan del juego corrupto que está instalado desde hace tiempo y que le pone precio a todo, incluso a lo que no lo tiene.

arturo@abc.com.py

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