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Todos los procesos son más prácticos o confortables con electricidad, ante tanta presión cotidiana, del trabajo, de la escuela, de la vida, la energía eléctrica es un escape, un atajo, un valor agregado para el emprendedor paraguayo, un derecho. Es dignidad.
La electricidad es fundamental para cualquier ciudadano, pero porque puede usarse ese bien para aplicaciones que le permiten mejorar sus condiciones de vida. En el imaginario de muchos, quizás no se percibe el cómo vive un ciudadano paraguayo que llega a su casa, después de una jornada calurosa, con viaje largo y agotador en el bus, sin poder tener básicas comodidades, como para encender un aire acondicionado, sacar una bebida fría de la heladera y/o hacer un licuado de alguna fruta fresca.
Es muy necesario que el Paraguay de hoy, con aún abundante energía y con el último gran caudal de dinero de Itaipú, brinde un beneficio más directo y tangible para los más desfavorecidos, para que verdaderamente puedan mejorar su calidad de vida o aumentar la rentabilidad de su pequeño emprendimiento. La Administración Nacional de Electricidad debe ser un aliado para lograr ese propósito, siendo cliente suyo la inmensa mayoría de individuos de la república.
La tarifa social
La tarifa social de la ANDE, es un programa en donde se trata de auxiliar el costo del consumo eléctrico de los más vulnerables (hasta el consumo de 300 KWh). El mayor descuento es para usuarios que estén en la faja de consumo de 0 a 100 KWh (familia en un contexto de pobreza extrema).
Es necesario estudiar, de manera integral el contexto del costo de la energía, para el trabajador, en torno a los nuevos acuerdos en la binacional. En primer lugar, por la necesidad de que, por primera vez, el aumento de beneficios en ITAIPÚ, pueda incidir de manera directa en los usuarios y, por otro lado, por la urgencia de que la Tarifa energética acompañe en mayor medida las grandes necesidades de los más vulnerables y no sea simplemente un frágil soporte para evitar que la miseria se desborde, para un gran número de compatriotas.
De manera a organizar en términos simple el alcance de la Tarifa social, dentro de la faja de consumo, se presenta una tabla básica, con ejemplo simples:
En la tabla de arriba se puede visualizar que cualquier usuario con la Tarifa Social, por ejemplo, no puede tener acceso a una ducha eléctrica, por el nivel que debe consumir, tampoco podrá dejar de usar leña o carbón para cocinar sus alimentos. Lo que podría señalar que cualquier usuario del grupo mencionado deberá seguir viviendo en la más absoluta miseria, donde debe calentar su agua para bañarse durante el frío, en alguna cacerola, con ayuda de leña o carbón. En muchos casos, estos usuarios no tienen una heladera donde guardar sus alimentos e incluso carece de un ventilador.
Atendiendo a los números de personas en la pobreza (1.330.000, aprox.) y pobreza extrema (289.000 aprox.) del Instituto Nacional de Estadística (INE 2024), puede deducirse que una gran mayoría de usuarios en el rango de la Tarifa Social está entre la pobreza y pobreza extrema e incluso habría gran cantidad de usuarios fuera de la Tarifa social que subsisten en la pobreza.
Debe recordarse que la actual hoja de ruta tarifaria consta de una faja de consumo, donde a medida que se incrementa el nivel de consumo, aumenta la tarifa del usuario. Lo que conlleva a que en segmentos de verano y primavera (principalmente para los usuarios con aire acondicionado) se dispare el monto de la factura; lo que en su momento ya ha generado sorpresas en clientes de la estatal.
La situación de la ANDE y las necesidades de infraestructura
Según el Plan Maestro de generación, transmisión, distribución y tecnología de la información y comunicación, la ANDE precisa de casi 9.000 millones de dólares para sostener el sistema eléctrico hasta el largo plazo. La inversión debería ser, aproximadamente, a razón de 500 millones de dólares anuales, pero apenas llegó a los 300 millones en los últimos años lo que implica una necesidad de acelerar aún más en los próximos años.
A pesar del déficit, la inversión física prevista para el 2025 disminuirá, según el presupuesto presentado por la ANDE.
Lo preocupante en el sentido de las inversiones es que a partir de este año 2024 (y corriendo el cronómetro hasta el 2027), la Itaipú dispone para Paraguay de mayores recursos económicos, dentro de los cuales debería estar garantizado con prioridad la suficiente inversión en infraestructura eléctrica.
Debe comprenderse que la falta de inversión, no es precisamente un problema de la ANDE como institución, sino del gobierno que justamente no parece priorizar como se debiera este aspecto en un momento clave.
Por otro lado, las inversiones de la ANDE, en tecnología e Infraestructura en general, son muy importantes para el usuario final, porque puede, lógicamente, repercutir en la disminución de todo tipo de pérdidas, generando esto la posibilidad de una rebaja de los costos para el uso final de la energía. En distribución, según la consultora CEARE-BID (octubre, 2024), las perdidas técnicas más las no técnicas alcanzan en torno al 23,4%.
Tanto las inversiones necesarias en infraestructura como una mejor estructura tarifaria pensada para el usuario, deben ser causas nacionales para el debate y la organización constante, con más razón en un contexto de gran caudal de dinero de Itaipú, muy poco controlable para la ciudadanía, y el creciente aumento de privilegios para funcionarios electos, más la alta percepción de mal manejo de recursos, con contratos y leyes a medida, utilizando medios del estado.