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No vivimos en una sociedad donde se premia al mejor al más inteligente, al más preparado o al más honesto. Acá, más bien se premia la mediocridad. Los mejores salarios es para los amigos que son leales, aquellos que trabajan consiguiendo afiliaciones y más votantes para el día de los comicios. Ese día pasan a buscar a su gente con vehículos que son puestos por las autoridades y les dan incluso alguna merienda. Les señala en la boleta donde deben marcar por los candidatos.
Como borregos recurren estas personas a los locales. Ocurre por ignorancia. En ese sentido, el gobierno no invierte en educación. No le conviene un pueblo culto y despierto que se dé cuenta de la realidad.
Tampoco se preocupa por la salud de la gente, siendo este tema fundamental. Les deja morir en los hospitales cruelmente, sin facilitar medicamentos o camas de terapias. Siendo que todos los ciudadanos pagamos los impuestos. Seguridad cero, los maleantes recorren las calles día y noche para asaltar a los trabajadores que esperan hasta medianoche transporte público que brillan por su ausencia. Los compatriotas siguen emigrando al extranjero buscando mejores horizontes. Nada de lo que prometieron cumplieron con nosotros. A sus allegados más próximos sí les toca estar mejor. Vaya que los cartistas ya viven en el país de las maravillas. Así las cosas, la tristemente célebre Yami Nal o Norma Aquino, es presidenta de la comisión de Educación del Senado, lo que es una vergüenza pudiendo elegir a Blanca Ovelar, una educadora brillante, pero ella no es cartista. El parlamento condecora a un director de técnico lo que muestra en que pavada se encuentran metidos mientras el pueblo muere de hambre.
Los cartistas se adueñaron de todos los espacios, venden todo lo que hay y pueden vender cualquier zanja o arroyo para hacerse de dinero. No les importa talar todos los árboles para vender los terrenos a sus amigos para shopping y financieras donde los socios o dueños capaz son ellos mismos. Vos caminás por algunas avenidas importantes y ves imponentes edificios que están vacíos. Ni una mosca vuela por ahí ni se ve un aedes aegyptis. Son el lavado de dinero y de narcotraficantes que abundan por estos lares.
Lo que el gobierno tiene que hacer es enseñar a los jóvenes y a la gente es aprender que los políticos no son dueños de sus destinos. Que cada persona tiene que forjar su porvenir con mucho esfuerzo y trabajo. Que los jóvenes tienen que estudiar y no perder todo su tiempo en drogas o en vagancia. La gente del poder tiene que dar el ejemplo de honestidad y responsabilidad ocupándose de dar salud y educación y cubrir las otras necesidades básicas. Basta de tanta corrupción y de falta de respeto a la población. Basta de monopolizar el poder agarrando todo lo que hay para llevar a sus casas. Sabemos que el estado no son los Reyes magos pero los cartistas lo están convirtiendo en un Estado pirata, saqueando todo a su paso. Algo tenemos que hacer para salvarnos.