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El destape de aquel acuerdo no solo sirvió para visibilizar la manera en que los gobernantes de turno manejan el poder como se les antoja, sino también sirvió para que la ciudadanía conozca aún más de la problemática de Itaipú y la soberanía energética a nivel país.
Más allá de las movilizaciones ciudadanas que surgieron producto de la rabia y la desidia, a partir de ese momento en particular hubo una especie de apropiación mucho mayor. Se empezó a discutir con mayor énfasis la cuestión energética, sectores de la sociedad que no estaban muy interesados anteriormente, empezaron a estarlo, hasta los mismos políticos ya estaban obligados a dar al menos “un poco más” de explicaciones respecto a lo que ocurría. La idea de que el 2023 era un momento histórico, por todo lo que se podía ganar comenzó definitivamente a instalarse en el hablar cotidiano.
Ojo, pasaron 5 años desde aquel entonces, y ya no es el mismo momento político. La aplanadora cartista se vino con todo, tumbando prácticamente toda oposición, no solo a nivel electoral sino a nivel cultural y mediático. Esto claramente trae sus repercusiones en la forma como estamos viviendo ese famoso “momento histórico” del que tanto hablábamos hace 5 años. Criptomonedas, hidrógeno verde, nuevas políticas energéticas, data centers, emisión de bonos de Itaipú. Estos son algunos de los nuevos elementos que anteriormente no estaban presentes en el partido y ahora sí.
Estos nuevos jugadores, la verdad no tan nuevos, pero al menos ahora tienen nombre y apellido, reconfiguran en gran medida las posibles perspectivas que se puedan tener ante cualquier intento de “revisión” del actual tratado.
En los párrafos siguientes, se hace un intento de explorar en términos sencillos, algunos aspectos claves respecto a lo que ocurre hoy en día, y lo que podría ocurrir en un futuro a corto/mediano plazo.
Hoy día. Aquí y ahora
Hay que ser bastante claros y honestos. Mucho de lo que se pueda decir respecto a lo que está ocurriendo con todo el universo gigante de Itaipú, corresponde a conjeturas, interpretaciones de un gran rompecabezas, el cual sabés bien que nunca vas a tener todas las piezas.
Existe mucha desinformación, y un gran silencio pactado en todo lo que se refiere a la famosa “Revisión del Anexo C”. En cierta medida, la desinformación puede servir para comprender qué campeonato está jugando el actual gobierno. No obstante, el grado de crisis (tanto económica, social y climática) en el que está sometido nuestro país, nos obliga a estar en una búsqueda constante de la información “real”, de lo que verdaderamente ocurre. Algo que nos pueda permitir pensar en cualquier mínimo detalle que nos haga salir a flote.
Un ejemplo muy concreto de lo mencionado en párrafos anteriores es el muy aclamado por el gobierno “Acta de Entendimiento”. El Acta firmada entre Paraguay y Brasil establece directrices para la administración de la hidroeléctrica binacional de Itaipú y su explotación energética. Firmado en Asunción el 16 de abril de 2024, el acuerdo fue formalizado por el presidente paraguayo Santiago Peña y el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
Entre los principales puntos acordados se incluye la fijación de una tarifa de USD 19,28 por kW mes para el periodo 2024-2026, un incremento respecto a tarifas anteriores, lo que implica ingresos adicionales para ambos países.
Inicialmente, en el video de presentación, el Presidente anunció que ingresarían 1.250 millones de dólares adicionales. No obstante, dicho monto engloba tanto a los fondos adicionales como a los fondos ya existentes de la entidad, representando un dato poco claro y tergiversado.
Otro elemento clave a tener en cuenta en la actualidad, es la habilitación del mercado libre brasileño para la energía paraguaya. La ordenanza N.º 87/2024, por parte del Ministerio de Minas y Energía establece los lineamientos para la importación de energía eléctrica de Paraguay a Brasil en el Ambiente de Contratación Libre (ACL), lo que permitirá a Paraguay vender su energía a un precio de mercado.
Lo que se sabe hasta ahora es que la ANDE abrió una oferta pública para la compra de energía de la Central Acaray. No se sabe a ciencia cierta cómo va a continuar este proceso. La posibilidad de que la energía de Itaipú también se comercialice está abierta al parecer.
Hablando de leyes y de cosas que “podrían ser”, cabe mencionar que en los últimos meses también se aprobó la “Nueva Política Energética al 2050″. Esta nueva legislación establece las áreas estratégicas a ser tenidas en cuenta en el sector energético desde una perspectiva a mediano plazo. Plantaciones forestales, el hidrógeno verde, redes de energía solar, bonos de carbono y créditos energéticos, solar son algunas de las prioridades que son mencionadas muy abiertamente. No se menciona exactamente el cómo ni el cuándo, pero al menos sí los actores principales.
Dicho de otro modo, y de manera más sencilla. Se abre la posibilidad de que Paraguay venda la energía al Brasil, y a su vez estos “nuevos actores” (Hidrógeno verde, plantaciones forestales, energía solar etc.) van cobrando una forma ya más oficial e institucional. Una gran puerta definitivamente se está abriendo. Una en la cual la energía probablemente ya cobre otro concepto completamente, más relacionada a la de un commoditie que a la de un bien común. Una puerta en la que a partir de la narrativa de la eficiencia energética y la diversificación de la matriz, grandes empresas multinacionales puedan seguir sacando provecho de los históricos beneficios impositivos que brinda el Paraguay.
Muy posiblemente en el futuro próximo, empresas privadas instaladas en el Paraguay probablemente estén comercializando en el mercado Brasilero… ¿Quién sabe? Volvemos a lo mismo… son conjeturas.
Mucho secretismo. Nula participación
Si pensamos y analizamos más claramente, y por sobre todo políticamente lo mencionado en los párrafos anteriores, todo indicaría que muy probablemente existan nuevas formas de mercantilizar la energía, o por qué no una nueva forma de privatización.
Algo sí es bastante certero y no está sujeto a interpretaciones. Todo este proceso de la publicación del Acta de Entendimiento, y sus posteriores repercusiones se llevó a cabo en un total secretismo.
Estos datos no son menores y marcan el carácter propio de este gobierno, basado en la concentración de poder y el accionar en función a intereses corporativos, así como el cercenamiento de derechos a la sociedad civil o el uso de la fuerza pública para reprimir manifestaciones.
A nuestro parecer todos estos elementos son indicios bastante claros. Nuevas estrategias completamente “modernas y reformadas” en lo que a eficiencia energética y diversificación de la matriz puedan referirse, pero bastante “vieja escuela” en lo que respecta a repartir las ganancias a los mismos de siempre.
*Ing. Guillermo Achucarro. Doctorando en Ciencias y Tecnología Ambiental por la Universidad de Barcelona. Becario de BECAL. Máster en Hidrología y Riesgos por la Universidad de Montepellier. Ingeniero Ambiental por la UNA. Integrante de la Campaña Itaipu Ñane Mba’e / @itaipunanembae