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Este clima de “concluir las cosas”, de ir al final de todo, nos induce a una evaluación personal y a un ajuste de nuestra vida familiar y social.
Jesucristo afirma que Él va a volver en cualquier momento, lleno de gloria, de poder, y todos serán llevados delante de Él para responder por sus palabras, pensamientos, obras y omisiones.
Esta situación de estar cara a cara con Él se dará, inexorablemente, con todas las personas, y por lo tanto, el Señor nos recomienda honestidad y vigilancia.
Tal encuentro, o será por ocasión de nuestra muerte, o de la segunda venida del Salvador. Sin embargo, este evento segurísimo no es para aterrorizar, ni para alejarnos de Dios y tampoco para echarnos a prácticas mágicas, tratando de alejar la ansiedad por la cita con el amoroso Redentor.
Completamente al revés: el Señor quiere que arreglemos ahora nuestras macanas, que estemos vigilantes y bien posicionados en el aspecto moral.
Las macanas son vividas de muchas maneras: quien lee esta reflexión considere cómo está llevando su vida económica, la legalidad de sus negocios, las verdades o mentiras que usa para decir un “sí” o un “no”.
Analice el modo de usar los ingresos de su familia, si hay diálogo entre marido y mujer, si los hijos participan del presupuesto, y también de los esfuerzos para cubrir los gastos.
A nivel institucional también es muy necesaria la honestidad, pues lo que toca al bien común, a las mejorías de vida de todos, jamás puede ser acaparado por personas, o grupos mafiosos, que se juzgan con derechos superiores con relación a los otros habitantes del país.
Es esencial arreglar nuestras relaciones empezando hoy mismo. Evidentemente, esto toca otras dimensiones, además de la económica, pues tenemos que sanarnos en el ámbito del pesimismo, de eventual aspereza matrimonial y del empeño para salir adelante profesionalmente.
Por esto Jesús insiste en que la vigilancia es imperiosa y los cambios deben darse ahora, pues el encuentro con Él “está cerca, a la puerta, pero nadie conoce el día ni la hora”, y no sabemos si mañana tendremos la oportunidad que tenemos en este momento.
Asimismo, en este domingo celebramos la Jornada Mundial de los Pobres, cuyo lema para 2024 es: “La oración del pobre sube hasta Dios”, y esto nos prepara para el domingo siguiente, que es el encuentro con Jesucristo, Rey del universo.
Paz y bien