“Entrevista” a Santiago Peña

Llevaba ya meses en el intento de entrevistarle. Nunca pude hacerlo por sus compromisos en el exterior. Hoy supe que estará en el Paraguay por unas horas y procuré, como otras veces, que mis contactos contacten con los suyos. ¡Al fin! En su despacho de la Casa de Gobierno se levantó para estrecharme la mano con su sonrisa de niño bien criado y me ofreció un asiento delante del suyo.

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-Quiero tratar con usted un par de temas. El primero de ellos se relaciona con la libertad de expresión. Fue usted muy duro en sus apreciaciones con nuestra prensa

-Le diré dos cosas: 1) la libertad de expresión es un bien para todos los ciudadanos, es un derecho al que todos deben acceder. Si alguna crítica hago a “nuestra prensa”, como usted dice, es precisamente en uso de ese derecho a expresarme como cualquier ciudadano: 2) hay medios que siguen con la costumbre –porque ya es una costumbre- de atacar con rabia cualquier cosa que salga de mi gobierno

-El primer punto es una verdad a medias. Tiene usted, ciertamente, derecho a la libre expresión, pero la idea que tiene usted de la prensa –o de una parte de ella- puede usted convertirla en decreto o hacer sancionar una ley. ¿Puede un ciudadano común, o un medio de prensa, hacer lo mismo con la opinión que tenga de su gobierno? No. La mayoría de las ocasiones se queda en plagueos mientras siguen igual, o se multiplican, los hechos que motivan las quejas ciudadanas. En cuanto al punto dos, lo de la prensa rabiosa, no es sino el clamor ciudadano que padece las injusticias, la discriminación, el olvido de las autoridades. En todo caso, la prensa se contagia de esta rabia.

-Y quiere rabiarnos a todos

-El caso es que ustedes tienen la vacuna y se vuelven inmunes a la indignación ciudadana.

-O sea, todo el esfuerzo que hacemos desde el gobierno para mejorar el país de nada sirve.

-No digo que todo sea negativo, pero lo bueno que pueda estar haciendo apenas se ve, queda escondido debajo de una montaña de basuras. Entonces lo que se ve es la montaña

-Esto es así porque hay personas que solo perciben la oscuridad. Para su desengaño le voy a decir que estamos…

-Sí, trabajando incansablemente por el país y todas esas cosas. Pero la percepción que tiene la ciudadanía es lo que a diario se ve y se lee en la prensa. Son hechos que se dan en su gobierno

-Cíteme algunos

-La ciudadanía vive espantada de tanta violencia en las dos Cámaras del Congreso. De ahí salen las leyes –que luego usted las promulga- cargadas de odio, de venganza, de enanismo mental y moral. Se entiende que así sea. En Senadores y Diputados tienen ustedes mayoría con elementos descartables que son los tránsfugas, los que han sido expulsados de su Partido, con este agravante: les dan ustedes demasiado poder. Se da entonces el caso de que estos truhanes, con toda la familia en el presupuesto nacional, disfrutan de más consideración y estima que los propios colorados que vinieron del coloradismo y tienen buenos proyectos para el país. Hay otro asunto. Usted nos recuerda a la celebrada novela de Stevenson, “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, que trata del desdoblamiento de la personalidad

-¿Y?

-Fuera del país es usted un presidente y dentro, totalmente distinto. O sea, tenemos dos presidentes y si me apura un poco le voy a decir tres. En el exterior sus discursos son los de un demócrata; aquí su conducta es la de un aprendiz a dictador. Acaba de firmar usted la Declaración de Chapultepec que es un compromiso con la libertad de prensa y expresión. Ahora promulgó la ley contra las ONG. Prestigiosos organismos nacionales e internacionales protestan vivamente contra esta ley que limita, además, la libertad de asociación. El influyente “Financial Time”, de Londres, le advierte que será una marca negra para el Paraguay. Por otro lado, tengo que reiterarle, la ciudadanía observa que usted cambia mucho de opinión. Hoy dice una cosa y mañana…

-Eso no es cambio. Es evolución. Disculpe. Ya vienen a buscarme –Salió volando no recuerdo a qué país.

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