Un semáforo más, por favor

De un tiempo a esta parte, aparentemente el semáforo se volvió casi un sinónimo de “progreso” en la ciudad. Al parecer tener semáforos en cada esquina suma puntos para el ranking mundial de ciudades semafóricas y nosotros competimos a muerte.

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No importa que los aparatos no se encuentren sincronizados, como los que adornan la calle Brasil, y muchas otras. El aparato tiene que estar ahí, aunque sea de los antiguos en amarillo y negro que no se pueden ver porque quedan arriba de los autos y no en la acera de enfrente como los nuevos.

Me va a decir el amable lector que nada es más placentero que cuando toca conducir por una esquina desolada y tiene que esperar el cambio de luz, momento que nos encanta aprovechar para cambiar la radio o disfrutar del paisaje asunceno. Otro ejemplo que nos encanta observar es cuando transitamos por cualquiera de las costaneras que descongestiona la ciudad, llegamos a uno de los extremos y terminamos esperando la luz verde en una fila de kilómetros de automóviles. En el idioma del videojuego Mario Bros sería como recibir el poder de una estrella que te permite avanzar a toda velocidad, pero solamente por 30 segundos.

Uno de los casos tal vez más emblemáticos que se recuerde de la ciudad podría ser la construcción del viaducto de Eusebio Ayala y República Argentina, a una cuadra se instaló un semáforo durante las obras, pero una vez habilitado el cruce elevado, el semáforo quedó en el sitio por si acaso. Ahora se sumaron dos más a sus alrededores, una esquina con un semáforo se multiplicó por tres.

La gran cantidad de aparatos en las esquinas me fueron de suma utilidad para que mi hija que está en primer grado recuerde el significado de los colores, aunque se aburrió la cuarta vez que vio lo mismo en pocas cuadras.

Pero hablando en serio, si algo podemos festejar como fiesta patronal es cuando se anuncia que quedará prohibido el giro a la izquierda en algún cruce semafórico, sin dudas eso genera un tránsito más fluido, pero seguramente todavía no se pudo analizar todo el tiempo que se ganaría.

Si queremos ser conspiranoicos podríamos afirmar que un comité ayuda a dar más trabajo informal a los limpiavidrios creando el medioambiente ideal para su proliferación, pero de existir algún comité parecido, lo más probable es que nunca se ocupe de la planificación, debido a que prever las cosas no es algo que caracterice a nuestra Madre de Ciudades.

arturo@abc.com.py

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