Corrupción y productores

La corrupción es el peor cáncer que existe en nuestro país. A las autoridades locales, departamentales y nacionales les importa un comino el bienestar de la gente, y con tal de llenarse los bolsillos, no les importa quién pasa hambre, quién implora por salud, educación y comida.

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Un claro ejemplo de todo esto son los agricultores, quienes producen en sus fincas con mucho sacrificio, quemándose bajo el intenso sol y, en invierno, combatiendo contra las fuertes heladas, además de las entidades crediticias que los acechan las 24 horas del día y que, incluso, no les dejan dormir.

Por si todo esto fuera poco, deben soportar el vergonzoso abandono estatal. Miles de kilos de productos frutihortícolas ingresan ilegalmente a nuestro país ante la vista gorda de las autoridades y terminan saturando el mercado nacional. La situación hace que miles de kilos de tomates, locotes y cebollas se pudran en las fincas, generando pérdidas millonarias.

Ante la desesperación, deben salir a cerrar rutas, echar sus productos sobre la capa asfáltica en protesta por la tremenda corrupción y el abandono que existen, especialmente en el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y en el Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave), que son los responsables de velar por la seguridad comercial de los productores paraguayos.

Esta situación también afecta a los comerciantes intermediarios de bien, que buscan dar prioridad a la producción nacional. La presidenta de la Asociación de Importadores y Comerciantes de Frutihortícola (Asicofru), Karen Leguizamón, denunció que funcionarios corruptos del Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave) venden la acreditación fitosanitaria de importación (Afidi) por valores que rondan entre G. 5.000.000 y G. 10.000.000, pese a existir suficientes productos en nuestro país. La valiente mujer denunció públicamente el caso en un acto donde estuvo el propio titular del MAG, Carlos Giménez, y el presidente del Senave, Pastor Soria.

Karen Leguizamón, con los ojos llorosos y temblando de rabia, suplicó a las autoridades erradicar la corrupción en sus instituciones y preocuparse en serio por los comerciantes de bien y los productores del país. También pidió la unión de productores y comerciantes para poder combatir la terrible corrupción en Paraguay.

Ante esta situación, el cáncer del país debe ser extirpado de raíz, y los “cirujanos” para esta dura y delicada intervención son los ciudadanos, productores y comerciantes de bien. No existe una mejor estrategia que la unión entre todos y luchar de manera frontal contra los corruptos hipócritas que tenemos en nuestro país.

victor.barrera@abc.com.py

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