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La Ley 60/90 que otorga incentivos fiscales; La Ley 1064, de la industria maquiladora; La ley 4903, de parques industriales, entre otras. En líneas generales, el andamiaje jurídico es altamente satisfactorio para que el dueño del dinero se anime a desembarcar en Paraguay para hacer negocios en condiciones seguras y ventajosas, principal motivación de cualquier empresario.
Durante el encuentro, sin embargo, saltó al tapete un factor que puede tirar por tierra cualquier esquema formal de condiciones y reglas establecidas, que es la inseguridad jurídica. Un factor al que podríamos llamar como “grado de corrupción”, en contraste con la alentadora, promisoria e “histórica” condición de “grado de inversión” otorgada a nuestro país por la calificadora internacional Moody’s.
Este “grado de corrupción” tiene múltiples caras, y se manifiesta en forma transversal prácticamente en cualquier ámbito de la vida nacional. Desde el funcionario que pide un “incentivo” para realizar o “agilizar” un trámite, hasta un agente de tránsito que ve en un vehículo con chapa extranjera un potencial aportante del “óbolo” para la causa. Desde un simple trámite para obtener documentación personal, hasta para el registro de una marca, tal como se mencionó en la ocasión.
Una referencia a la situación fue planteada por el representante de un organismo internacional (BRIPAEM) que promueve inversiones en nuestro país, Ramón Ortellado. Este refirió el problema que enfrenta una empresa argentina, Lheritier, en trámite de instalar una fábrica en Itapúa.
Resulta que algunos aventajados muchachos, con información privilegiada, “olieron” el negocio, y ni cortos ni perezosos se “adelantaron” en registrar las marcas elaboradas por dicha empresa. Una “avivada” que tira por tierra todo ese andamiaje legal del que hacemos gala, y desalienta cualquier iniciativa de inversión. Nadie se animará a desembarcar en una “isla rodeada de tierra” –como dijera Roa Bastos–, con piratas al acecho.
Definitivamente, debemos superar ese “grado de corrupción” si pretendemos hacer efectivo el cacareado “grado de inversión” adquirido.