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Nos referimos a la reacción de la parlamentaria Norma Aquino ante la pregunta sobre las acusaciones de presunto planillerismo. La misma respondió con la frase “este” acompañado del gesto -que según la historia- que hacían los prostitutos de la Antigua Roma para comunicar a sus congéneres que estaban disponibles para ofrecer rosados favores a cambio de dádivas monetarias. Caramba, qué coincidencia. Pero más allá de las connotaciones históricas o seudo jocosas, dar entidad periodística al comportamiento de Norma Aquino es para algunos demasiado privilegio y en algún punto podríamos estar de acuerdo.
Puestos al show, hoy el recinto parlamentario se asemeja más a un circo que una asamblea de pensantes que se reunen en pro del bien común. Sin embargo, callarse implicaría ser cómplices de una escalada violenta que no tiene vuelta atrás. No se puede pasar por alto la connotación agresiva, soez, cabacana y baja de la actitud de Norma Aquino hacia las requisitorias de la prensa, un contrapoder que representa el sentir y las dudas del pueblo respecto a lo que hacen y dejan de hacer sus representantes con su dinero. El hecho de que Norma Aquino en su descargo después del incidente haya dicho que “después será peor” nos da la pauta de que no solo su dedo es impúdico, nos da indicios de que tal vez también lo es su planilla, sus intenciones por acallar a la prensa y su gestión como parlamentaria.
Extrapolando este hecho en particular al actuar del Gobierno con la prensa, encontramos que es como los filtros de Norma Aquino. Para la exportación y las redes el Gobierno propugna (supuestamente) la libertad de expresión y de prensa. Sin embargo, cuando confrontamos los dichos con la realidad... sin filtros, la situación es repugnante y horrorosa.