5 de noviembre

Las elecciones de 1860 en Estados Unidos son el precedente más parecido que encuentro con las que van a culminar el próximo martes 5 de noviembre en ese país.

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El partido “Demócrata” defendía entonces la causa de la esclavitud con la misma acrimonia con la que ahora defiende la censura y con el mismo desprecio por la gente que han mostrado sus principales figuras (Hillary Clinton –“deplorables”-, Joe Biden –“basura”-). Su accionar ha generado una grieta en la nación norteamericana igual o peor que la que había sufrido en 1860.

No creo que nadie pueda a ciencia cierta decir cual será el resultado de las elecciones del martes, considerando que los “demócratas” tienen una tradición fraudulenta que viene de muy atrás, cuyos episodios más conspicuos son el robo de la elección de 1960 para instalar en la presidencia a John Kennedy, operación atribuida a Richard Daley, intendente de Chicago, cuyos hijos siguen siendo pesos pesados del partido “Demócrata” hasta ahora; y el robo de la elección de 2020 para instalar en la presidencia a Joe Biden, con operaciones como las que ahora se han probado en el estado de Pennsylvania.

Sin embargo, sea cual sea el resultado, los “demócratas” seguirán en la empresa que abrazaron desde Barack Obama de destruir la democracia de Estados Unidos para reemplazarla por una fachada que encubra por algún tiempo el estado corporativo en cuya construcción también son cómplices, con los fascistas europeos.

La historia humana en general, y la de Occidente en particular, están llenas de episodios en los que la suerte de nuestra especie depende de variables muy frágiles: La trágica muerte del emperador Juliano, en Roma, confirma que la libertad, la decencia, la justicia, son flores muy delicadas que la barbarie totalitaria no tiene problema alguno en pisotear.

El problema siempre fue el mismo y parece que no aprendemos: Los enemigos de la sociedad abierta están siempre unidos, siempre organizados, siempre enfocados y nosotros, los que creemos en la libertad, la ejercemos mientras sea posible sin imponernos la disciplina de derrotar a sus enemigos de modo decisivo.

Si ocurre que gana otra vez Donald Trump, los fascistas buscarán derrocarlo desde el mismo 5 de noviembre. Ya anuncian que incendiarán su país y no hay que descartar acciones más graves, secundadas por medios de comunicación como CNN, MSNBC, ABCnews, New York Times y Washington Post, por citar los más prominentes, que optaron mirar abiertamente al Volkisher Beobachter de Goebbels o Pravda de Bukharin y Suslov.

Ese es el clima de esta elección. La de 1860 terminó en una cruenta guerra civil, la Guerra de Secesión. Esta terminó con el triunfo de la libertad contra los “demócratas” esclavistas. La que, si por desgracia, ocurra ahora no tendría un pronóstico así de optimista, lamentablemente.

evp@abc.com.py

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