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Mientras el presidente Peña se reunía nuevamente con su homólogo Lula en Nueva York, los grandes titulares en torno a Itaipú permanecían vacíos de contenido. No ha habido novedades sobre la revisión del Anexo C, cuyo cierre, según el acuerdo alcanzado por ambos presidentes en abril de este año, debería completarse antes del 31 de diciembre. Sin embargo, estamos casi en vísperas de Navidad y seguimos sin ninguna noticia concreta al respecto.
La Política Nacional Energética 2050: avances y vacíos
Días antes de ese nuevo encuentro sin respuestas, se aprobó la Política Nacional Energética 2050, el primer plan que proyecta cómo gestionar este recurso vital hasta esa fecha. Entre los aspectos positivos, se destaca la propuesta de mantener una matriz de generación 100% renovable, apostando ahora a la energía solar, la energía eólica y la biomasa. Sin embargo, al igual que en la reunión de Lula y Peña, el plan también presenta algunos silencios que dejan interrogantes sobre los avances necesarios.
Energía y desarrollo: la gran pregunta
La pregunta central sigue siendo: ¿Cómo transformar nuestra energía en un verdadero motor de desarrollo? A pesar de nuestra abundante generación de energía, gran parte no se está utilizando para impulsar un proceso de industrialización nacional que potencie sectores estratégicos. Además, la formación de nuestro capital humano sigue sin estar alineada para aprovechar al máximo esa matriz 100% renovable que deseamos, impidiendo que Paraguay se convierta en una potencia mundial en este ámbito.
La falta de transparencia: un problema persistente
Otro punto crítico es la falta de transparencia. El nuevo plan mantiene que las grandes hidroeléctricas, Itaipú y Yacyretá, sigan siendo feudos al margen del control estatal, sin un órgano rector que las supervise adecuadamente, como debería ser un Ministerio de Minas y Energía. Nuestras grandes empresas, incluyendo las dos represas, deberían estar organizadas bajo este ministerio para garantizar una gestión soberana y transparente.
Hacia una política energética para el desarrollo
Es imperativo avanzar hacia una política energética orientada al desarrollo, que incluya una clara estrategia de industrialización nacional. Esta no debe limitarse a que nuestra energía sea utilizada por grandes empresas extranjeras cuyos beneficios se vayan fuera del país. Al contrario, necesitamos que esas inversiones permanezcan aquí, generando crecimiento y bienestar.
Además, una política de transparencia y soberanía es crucial. Las empresas binacionales, como Itaipú y Yacyretá, deben ser gestionadas por el Estado paraguayo en su 50% correspondiente, bajo un órgano rector que garantice claridad, dirección soberana y un manejo eficiente del presupuesto y las auditorías. Solo así podremos asegurar que la energía se transforme en un motor de desarrollo para el país.
El futuro de Itaipú: un horizonte incierto
La lupa sigue puesta en la revisión del Anexo C y en el futuro de nuestro principal activo: la energía. ¿Qué sucederá de aquí al 31 de diciembre? ¿Qué pasará con la energía de aquí al 2050, 2075 o incluso 2100? Necesitamos claridad y transparencia para que la nueva Política Nacional Energética y la revisión del Anexo C conduzcan a un salto al desarrollo. Un desarrollo en el que todas y todos los paraguayos se beneficien plenamente de sus grandes activos: la energía y la tierra.
Solo así podremos ser el país pujante y desarrollado que podemos, y merecemos, llegar a ser.
*Denis Godoy es docente, comunicador, trabajador del campo y luchador por los derechos de las comunidades. Integrante de la Campaña Itaipu ñame mba´e /@itaipunanembae