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A ver, a veces ocurre que nuestra mediterraneidad como que atrasa un poco las cosas y no estamos en línea con ese mundo que parece más cercano a los países con costa marítima. Lo cual no deja de ser bueno, porque tampoco tenemos terremotos. Pero volviendo al tema del famoso giro, consulté por separado con 2 Policías Municipales de Tránsito, por cierto, ambos llevaban impecable el uniforme, y me respondieron de forma casi idéntica: “Se puede realizar la maniobra de retorno en la intersección de calles donde no exista prohibición en contrario, y en las avenidas en aquellos lugares donde está expresamente permitido”. Muy bien hasta aquí.
De esta forma quedó la pelota picando para dar lugar a la pregunta incómoda ¿y por qué entonces los muchachos hacen la maniobra en todas las avenidas y ustedes no intervienen? El cuestionamiento no les tomó por sorpresa, la verdad es que tenían un par de explicaciones ya medio gastadas pero válidas siempre. Y lo dejamos allí, porque fueron amables hasta ese momento y hacía demasiado calor para darle largas al asunto.
Somos bastante individualistas, y está claro que el bienestar común no es algo que tengamos muy presente en el día a día. Y una de las formas en que se manifiesta esta forma de ser es en la falta de modales con que encaramos la responsabilidad vial. No hablamos aquí de los excesos de velocidad o cruzar el semáforo en rojo, sino simplemente de no adelantar por la banquina, evitar tocar la bocina o justamente, retomar en cualquier esquina.
Las Ordenanzas Municipales relacionadas al tránsito existen y no podemos alegar desconocimiento, la maniobrita en cuestión está perfectamente señalada. Pero nuestra creatividad autóctona tiene más peso que esas instrucciones, que debimos haber leído para hacer el examen y obtener el carnet de conducir. Este procedimiento no se caracteriza precisamente por la seriedad con que se lleva a cabo.
Casi empatando con el interés en leer los mensajes de la vecina más quejosa del grupo de whatsapp de la cuadra, está el uso del señalero. Seguramente con la compra del vehículo pagamos los derechos del inventor, pero aquí muchas veces es un adorno. Ahora bien, se compensa con el uso de las luces de stop, que nos habilitan a estacionar el auto en cualquier lugar y a cualquier hora.
Un chiste ya viejo hoy día, relataba que un político decía estar muy optimista en relación al Tratado del Mercosur. ¿En qué basa su optimismo? le preguntaron, a lo que contestó “a la humildad del argentino, la seriedad del brasilero, la juventud del uruguayo y el apego a la ley del paraguayo”. Nos puede gustar o no, pero tenemos una fama bien ganada de expertos en romper las reglas establecidas.
No faltan entre los que fomentan esta mala práctica en la conducción, aquéllos que vamos a llamar “los amables”. Estos individuos con mucha generosidad “ceden” el paso a un vehículo que giró indebidamente, sin considerar o tomar en cuenta que con esto actuó en perjuicio de todos los conductores esperando detrás. No podemos ser generosos con la paciencia, el tiempo ni el dinero ajenos, y es algo que no terminamos de entender.
Estamos con los meses más calurosos y la época más desafiante del año por delante. Los meses previos a las fiestas, los compromisos y todo el trajín que conllevan se van a aliar al calor y el sol, y más vale que tanto los automovilistas, usuarios de motos y transporte público, como también la Policía de Tránsito estemos bien dispuestos, atentos y sobre todo tengamos todos empatía para evitar que empiecen a repetirse situaciones de enojo y también hechos luctuosos, lastimosamente más comunes en esta época del año.
De esta forma, la próxima vez que te tiente girar en U en el sitio que sea, pensalo dos veces. Ojalá que nuestra conciencia colectiva trabaje sobre este punto, y si de pronto no es así, que haya un agente de tránsito dispuesto a hacer bien su trabajo. El sistema dual de aprendizaje/multa suele ser muy efectivo también.