La Batalla de Boquerón

Un espíritu de fiesta, que desafía a las adversidades, invade por estos días el Chaco. Se recuerdan los 92 años de la victoria de la Batalla de Boquerón, una victoria que dio una primera probada de derrota a los muchos enemigos de la patria y demostró que el pueblo paraguayo no era fácil de someter.

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Hoy el Chaco sigue librando otras batallas, ahora más modernas y más complejas. Pese a que en los últimos gobiernos se saldaron deudas históricas, en materia de salud integral aún se les debe mucho a los habitantes, los cuales hasta la fecha y pese a producir tanto para la economía local, no fueron merecedores de modernizaciones en materia de energía eléctrica, salud y, lo principal y más básico: agua.

Mucho de lo hecho en el Chaco se debe a que simplemente los primeros habitantes no se dejaron derrotar. Mucho de lo que hoy vemos como sinónimo de prosperidad es a mérito propio del chaqueño, no del Gobierno. La falta de presencia de Estado es más urgente que nunca. Apremia más acción y menos visitas protocolares y netamente figurativas como las que frecuentemente ocurren.

Hay obras que urgen, como un hospital público nuevo y por sobre todo solucionar la eterna problemática de la falta de agua, que afecta a todos, desde las comunidades más alejadas hasta las zonas urbanas, ya que la sequía cíclica no perdona a nadie. En cuanto a vialidad, hay muchos caminos vecinales en la zona del Pilcomayo y otros que urgen ser intervenidos de verdad, no solamente remendados.

En materia de seguridad, duele ver el abandono en el que están muchas de las comisarías del Chaco. La falta de comisarías equipadas y peor, que muchas veces las fuerzas del orden dependen de donaciones de combustible para movilizarse y llegar hasta los lugares en donde se los requiere. La justicia en el fondo del Chaco muchas veces es ciega y sorda, no porque no quiera actuar si no porque no tiene medios ni recursos.

No es digno que un poblador no pueda llegar a la ciudad porque los caminos no den, no es justo que los ministros vengan a pasearse en los puestos de salud y no ofrecer soluciones reales y por sobre todo no es justo que ante la ineptitud del Gobierno, en vez de hacer funcionar obras como el acueducto, prefieran acarrear agua solo para pasar la imagen de que “están haciendo algo”.

Las batallas del Chaco son muchas, si bien algunas las celebramos con espíritu patriótico como el sacrificio de los valientes héroes hace casi 100 años otras las seguimos luchando, sin saber si moriremos como héroes o finalmente venceremos.

natalia.ortiz@abc.com.py

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