Línea contra la libertad

El pasado 2 de julio de 2024, el New York Times, principal vocero del globalismo, publicó una columna de opinión, “La Primera Enmienda está fuera de control”, que confirma que los globalistas están totalmente dispuestos a suprimir la libertad de expresión y que están trabajando para ello.

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No había ya dudas de ello, pues la Unión Europea formalizó el restablecimiento oficial de la censura con la promulgación de su ley de servicios digitales; la restauración de delitos “de prensa” en Reino Unido y varios otros países gobernados por el globalismo; la supresión de la libertad de expresión en Brasil a pesar de la Constitución por obra de Alexandre de Moraes, ministro de la Corte Suprema brasileña.

El artículo del New York Times, firmado por Tim Wu, de la Universidad de Columbia y miembro hasta 2023 del “Consejo Económico Nacional” del significativamente fraudulento y corrupto Joe Biden, sintetiza los argumentos del globalismo para destruir la libertad de expresión.

Comienza insinuando la decrepitud de la libertad de expresión: “La Primera Enmienda” (el Artículo 26 de nuestra Constitución) “fue escrita en el siglo 18 con el noble y vitalmente importante objetivo de asegurar un robusto debate político y una prensa libre”.

Continúa reivindicando el poder regulatorio del Estado por la vía de asociar la libertad de expresión a “intereses corporativos”: “Pero durante este siglo” (XXI) “…Los jueces han transmutado una provisión constitucional para proteger la opinión impopular en un instrumento general de nulificación legislativa que mayormente protege ahora intereses corporativos”.

Como derivado lógico de lo anterior, reclama el poder del Estado sobre la libertad: “El Poder Judicial necesita comprender que la Primera Enmienda” (el Artículo 26 de nuestra Constitución) “está fuera de control. Está empezando a amenazar muchas de las funciones esenciales del Estado, tales como proteger la seguridad nacional y la privacidad de sus ciudadanos”.

Insiste en ello aclamando, como quien no quiere la cosa, a la Edad Media, la de la censura por excelencia: “…la Corte Suprema debilita la habilidad del gobierno de regular a los autodenominados transportadores como ferrocarriles o aerolíneas, una función tradicional del Estado desde los tiempos medievales”.

Y sin desviarse, porfía en la capacidad de censurar, disfrazándola de necesidad democrática: “…Dicha regulación no es siempre perfecta… pero es un instrumento legítimo que los gobiernos democráticos pueden usar para hacer frente al poder privado”.

Este disfraz, le es esencial para su propósito de hacer aceptable la censura: “En una democracia, el pueblo debe tener el poder de contener y controlar dicho poder privado…”.

Tim Wu termina su defensa de la censura diciendo que: “…gracias a la Corte Suprema, la Primera Enmienda” (el Artículo 26 de nuestra Constitución) “se ha convertido en una barrera a la capacidad del gobierno de hacer eso”.

evp@abc.com.py

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